volvieron de nuevo bailando, pero su abuela se abstuvo de reír. Subieron a la terraza del edificio; sus ojos, muy rojos, chispeaban; se acurrucaron; sus hocicos alargados se hicieron muecas.
Alborotóse el viejo y reprochóles y afeóles su atrevimiento. Ellos le respondieron con
muecas y burla, y, sin desmandarse a más, pasaron adelante.
Miguel de Cervantes Saavedra
Fue una cosa que me dió. ¡No diga nada! Entre sonrisas y
muecas se enjuga. -Es que soy muy tuntuniento. Pero ya estoy bien: ¡vea!
Tomás Carrasquilla
Y captarían los estrépitos del tiempo que agotan en su riel la estulticia de sus muecas donde ruedas que perpetuas giran, jamás regresan a la misma vuelta.
Sobre la augusta serenidad de las estatuas, hay que poner nuestros espasmos y nuestros sollozos y nuestras muecas de criaturas efímeras.
Miro a mi madre y noto que hace como que no me ve. Miro a otro chico que tengo cerca y empieza a hacerme muecas. Miro un rayo de sol que entra por la puerta entreabierta del pórtico, pero allí también veo una oveja extraviada (y no quiero decir un pecador, sino un cordero) que está a punto de colarse en la iglesia.
Y penetré en la bambalina oculta de los escenarios donde distinguí las máscaras de sus
muecas verdaderas grabando las tomas arenarias que después repetirían en su carnaval de lágrimas.
Antonio Domínguez Hidalgo
Por su parte, el mozo tendió sobre el barreño a la mujer del herrero y allí mismo llenó su cometido con toda seguridad. Ella entretanto hacia mil muecas burlándose de su marido y golpeando con el dedo indicaba el sitio donde debía rascar.
Detenido, idiotizado, mirando caer la misma lluvia, como siempre, de siempre, destructora, bienhechora, desmayándose en su manto tierno sobre arenas sobre asfaltos, sobre esteros; derramándose en abrazos húmedos sobre escombros, sobre ruinas, sobre cueros; agitándose en torrentes turbios sobre cráneos, sobre
muecas, sobre vísceras.
Antonio Domínguez Hidalgo
Dolor de estar inmerso entre los todos y aceptar la vanidad del individuo por no morir asesinado entre los odios que impulsan a brotar en superficies... Algarabía de
muecas tan aisladas que se ahogan sus temores de aceptar sus presentimientos náuticos...
Antonio Domínguez Hidalgo
Aquello era una borrachera de cariño, una idolatría molesta para las criadas, pues menudeaban las órdenes: «A ver, cierre usted pronto ese balcón, no se constipe el niño.» «Cuidado, muchacha, que puede caerse el señorito.» En aquella casa no se vivía más que para ser esclavo del dichoso señorito, Antes, una mota de polvo, en la mesa del despacho ponía furioso a don Andrés, y ahora los alguaciles, al recoger los autos, tropezaban con algún zapatito tamaño como cáscara de nuez, y hacían
muecas ante ciertas manchas sospechosas en los respetable folios.
Vicente Blasco Ibáñez
Nada ha acontecido. Nada, más allá de las fechas prostitutas que nos venden pliegos de ternuras cluecas,
muecas... Nada ha habido.
Antonio Domínguez Hidalgo