Ejemplos ?
Voy a agujerearte para que todo el mundo vea que eres falso; y, no obstante - se me ocurre una idea -, tal vez eres una moneda de la suerte.
Pero sucedió que, estando el barquichuelo en plena navegación, alguien llamó a los niños, y ellos se echaron a correr sin preocuparse de la suerte del zueco, el cual siguió alejándose de tierra; el escarabajo estaba de verdad aterrorizado.
Entre este mezquino ajuar, que ni la amuebla ni adorna, tan fieros como infelices mis dos españoles moran: no causa su mal, ni el vicio que nos aisla y desdora, ni el crimen que nos infama, nos envilece y agobia. Políticas desventuras, leyes de la suerte loca que hoy hunde al que ayer alzaba, les trae do se ven ahora.
En definitiva, lo que decimos es que desde ese velo de ignorancia, el ingreso de la niñez a la ciudadanía es lo que garantiza a una sociedad la posibilidad de que, independientemente de la suerte de los padres –es decir, de lo arbitrario de la herencia haya algunas posibilidades de ingreso que permitan iguales oportunidades de educación y salud a los niños.
Era universal, constante y decidido el clamor del territorio entero por su emancipación solemne del poder despótico de los reyes de España; los Representantes, sin embargo consagraron a tan arduo toda la profundidad de sus talentos, la rectitud de sus intenciones e interés que demanda la sanción de la suerte suya, la de los Pueblos representados y la de toda la posteridad.
¡Años de locura y de acción en que comenzaron a elaborarse dentro de mí los planes que hoy me dominan, en que la comprimida sensualidad reventó como brote vigoroso bajo el sol de primavera, en que las pasiones intelectuales comenzaron a crecer y con ellas la curiosidad infinita del mal; soplo de la suerte que me hizo conservar la fortuna heredada sin que el fabuloso derroche alcanzara a disminuirla, ambiciones que haciéndome encontrar estrecho el campo y vulgares las aventuras femeninas y mezquinos los negocios, me forzasteis a dejar la Tierra, donde era quizás el momento de visar a la altura, y venir a convertirme en el rastaquoere ridículo, en el snob grotesco que en algunos momentos me siento!
Mira: cuando las miserias y desdichas tienen larga la corriente y son continuas, o se acaban presto, con la muerte, o la continuación dellas hace un hábito y costumbre en padecellas, que suele en su mayor rigor servir de alivio; mas, cuando de la suerte desdichada y calamitosa, sin pensarlo y de improviso, se sale a gozar de otra suerte próspera, venturosa y alegre, y de allí a poco se vuelve a padecer la suerte primera y a los primeros trabajos y desdichas, es un dolor tan riguroso que si no acaba la vida, es por atormentarla más viviendo.
Al oírlo me corrió un estremecimiento de frío por las espaldas. Y si llegara a morir, ¿qué sería de la suerte de Helena, abandonada, sola, sin fortuna, sin amigos?...
Por eso, nunca hemos desesperado de la suerte de estas nuevas naciones, y aun creemos ver cercano el día de su paz exterior y doméstica, para darse mutuamente la mano y caminar juntas por la vía del orden hacia las mejoras sólidas y la mayor dicha social.
No la arguyas de flaca y temerosa. La codicia en las manos de la suerte se arroja al mar, la ira a las espadas, y la ambición se ríe de la muerte.
Harto, hermosa, lo lloro, mas tal es mi fortuna, a pesar mío, y mi destino tal; vivo y te adoro, y de la suerte con tu amor me río.
Haced vuestros encantamientos por vuestro maíz, por vuestro tzité. ¿Se hará, acontecerá, que esculpamos en madera su boca, su rostro?” Así fue dicho a los de la Suerte.