Ejemplos ?
Entre mis condiscípulos había un niño de la misma edad, hijo único de don Juan Weniger, propietario de dos valiosos almacenes de calzado en la calle de Plateros de San Agustín.
Allí Palante alienta y aguija a los suyos; allí en frente Lauso, ambos casi de la misma edad, ambos de hermosa presencia, mas condenados por la fortuna a no tornar a su patria.
Estas dichas mugeres, ací mismo los dichos hombres de la misma edad, se casauan; hasta entonses les llamaua niñas uamra tasque purun uarmi, Questas dichas mugeres no fueron libres en la becita general de la primera calle que fue llamado auca camayocpa uarmin, mugeres de hombres balentones, digamos agora como mugeres de Castilla de hombres picheros y soldados para guerra.
Y a quien más encargó la guarda y regalo de Leonora fue a una dueña de mucha prudencia y gravedad, que recibió como para aya de Leonora, y para que fuese superintendente de todo lo que en la casa se hiciese, y para que mandase a las esclavas y a otras dos doncellas de la misma edad de Leonora, que para que se entretuviese con las de sus mismos años asimismo había recebido.
Simpatizaron Ignacia y Romana desde el primer momento; en el pinar allegaron las mecedoras, y entre efluvios de resina y tibias caricias de sol, charlaron con alegrías y vivezas de pájaros. Eran casi de la misma edad; fuera de eso, en nada se parecían.
Entre los corceles sobresalían las yeguas del Feretíada, que guiaba Eumelo; eran ligeras como aves, apeladas, y de la misma edad y altura; criólas Apolo, el del arco de plata, en Perea, y llevaban consigo el terror de Ares.
Había en el balneario muchos niños, algunos de la misma edad de Carbón, otros más pequeños, que corrían por el jardín retozando y llamándose al través de los macizos de arbustos.
Si hubiere de la misma edad más individuos de los que deban salir del patronato en un mismo año, un sorteo verificado entre dichas Juntas designará los que hayan de salir del patronato, que serán los que obtengan número más bajo.
Porque habiendo llamado a Alcetas, su dueño y tío, con pretexto de entregarle la autoridad de que Perdiccas le había despojado, lo recibió en su casa, lo embriagó y lo mismo a su hijo Alejandro, primo suyo y casi de la misma edad, los hizo subir a un carro y de noche los llevó lejos del palacio y se desembarazó de ellos haciéndolos degollar.
Gran número de muchachos, con los libros al brazo, discutían acaloradamente, haciendo un redondel en cuyo centro estaban, en extremos opuestos, los contrincantes: dos niños poco más o menos de la misma edad, uno de ellos descalzo y pobremente vestido.
Entonces todavía no había descubierto el hecho notable de que fuésemos de la misma edad, pero noté que éramos de la misma estatura y percibí una singular semejanza en nuestras facciones y aspecto físico.
Cada una se componía de un matrimonio y una hija, siendo ambas niñas de la misma edad, circunstancia por la que, más bien que por sus gustos e inclinaciones, eran amigas inseparables.