de madera

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de madera

wooden

de madera

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di legno

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木製の

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나무로 된

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houten

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tre-

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drewniany

de madera

de madeira

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av trä

de madera

ที่ทำจากไม้

de madera

ağaç/tahta

de madera

làm bằng gỗ

de madera

木质的
Ejemplos ?
Era éste muy joven, y de una belleza que ni la penitencia ni la agonía habían podido eclipsar, y hallábase tendido sobre los ladrillos de su celda, velados ya los ojos por la muerte, con una mano extendida sobre una calavera, y estrechando con la otra, a su corazón, un crucifijo de madera y cobre.
Después, durante más de una hora, sus pies vagabundos lo llevaron a través de malezas inextricables, y por fin, rendido de cansancio, se acostó en un estrecho espacio entre dos rocas a pocas yardas del río. Allí, sin dejar de apretar su sable de madera, que no era ya para él un arma sino un compañero, se durmió a fuerza de sollozos.
El Zorzales había querido acompañar los restos de la mujer amada hasta el lugar de su eterno descanso, y vestido con el traje corto de luto y rodeado de sus más íntimos camaradas, siguió tras los que conducían la caja al cementerio, casi colgado en la florida falda de una colina donde las cruces de madera aparecían engalanadas de flores y trepadoras, fulgiendo como faldellines de ricos verdores bajo el intensísimo azul del cielo.
Pero antes hizo una gran cruz de madera para hincarla sobre la tumba de su padre, y al llegar la noche, la sepultura aparecía adornada con arena y flores.
Se colocó a la cabeza, el sable de madera siempre en la mano, y dirigió la marcha, adaptando su andar al de ellos, solemne, volviéndose de vez en cuando para verificar si sus fuerzas no quedaban atrás.
Lindísimos muñecos de madera, con ojos de cristal y grandes bigotes, aparecían en las puertas, abriéndolas y cerrándolas, para permitir la entrada de aire fresco.
Dibujó asimismo una iglesia noruega de madera; se veía que estaba construida toda ella de troncos y vigas, muy bien tallados y modelados, y encajados unos con otros con un arte singular.
Todo esto pensó Antón bajo el árbol, y lo volvió a pensar más de una noche en su cuartito solitario de aquella casa de madera en tierras extrañas, en la calleja de las Casitas de Copenhague, donde su rico patrón, el comerciante de Brema, lo había enviado, bajo el compromiso de no casarse.
El niño agitó su gorra para animarlas y, sonriendo, señaló con el sable de madera en dirección a la claridad que lo guiaba, columna de fuego de aquel extraño éxodo.
Al instante fueron hechos los maniquíes, los construidos de madera; los hombres se produjeron, los hombres hablaron; existió la humanidad en la superficie de la tierra.
Según dicen, las casas por desgracia eran entonces todas de madera; y es de creer, pues en París hoy día de diez casas lo son seis todavía.
II ¿Hacia dónde rodábamos ahora, hundidos en la sombra de un coche de caballos extraordinariamente silencioso, cuyas ruedas no despertaban más ruido que los cascos del caballo en el pavimento de madera de las calles y el macadán de las avenidas desiertas?