Y algunos minutos después, cuando ya el famoso don Paco, jadeante y cubierto de sudor, veía destacarse a lo lejos el pequeño balcón lleno de flores y enredaderas, donde solía ver luciendo sus gallardías a la hembra de sus pensamientos; cuando ya divisaba cercano el fin de la fatigosa caminata y disponiase a gozar de su triunfo, vio, lleno de asombro y de ira, pasar por su lado, suelta y gallarda, rápida y sonriente y llevando su cántaro al cuadril, a Dolores la Jarampera.
En cuanto fue lo bastante pequeña para pasar por la puerta, corrió fuera de la casa, y se encontró con un grupo bastante numeroso de animalillos y pájaros que la esperaban.
Inútilmente los muchachos, para desesperarlo, tiraban piedras a su tugurio; en vano los pajecillos y hasta los hombres de armas del próximo palacio pretendían aburrirlo, llamándole con los nombres más injuriosos, o las viejas devotas de la feligresía se santiguaban al
pasar por el umbral de su puerta, como si viesen al mismo Lucifer en persona.
Gustavo Adolfo Bécquer
Sin embargo, no podemos esperar que los palestinos acepten esto como razón para pasar por alto las injusticias cometidas contra ellos -desplazamientos, ocupación, bloqueo y, ahora, ejecuciones extrajudiciales- cualesquiera que sean las palabras con que se califiquen.
Hemos reconocido que sólo con gran peligro para nosotros podemos pasar por alto la discriminación que sufren las minorías y los pueblos indígenas en todas partes como resultado de su origen, su cultura, sus tradiciones, su idioma, su posición en la sociedad y su condición de refugiados, así como la falta de oportunidades con que se enfrentan esos grupos.
Desde entonces con ninguno habló más Silencioso y pensativo se le veía
pasar por las calles y en las pocas veces que algo murmuraba, tan sólo era para escuchársele palabras altaneras y profecías descabelladas.
Antonio Domínguez Hidalgo
Andaba inspeccionando que las puertas de la casa hubieran quedado bien cerradas. Cuando al
pasar por el jardín escuché mi nombre en voz baja.
Antonio Domínguez Hidalgo
Y así era, en efecto: ahora medía sólo veinticinco centímetros, y su cara se iluminó de alegría al pensar que tenía la talla adecuada para pasar por la puertecita y meterse en el maravilloso jardín.
Al pasar por la casa de Ammi le contaron lo que había sucedido con la muestra, diciendo que había desaparecido por completo cuando la introdujeron en un recipiente de cristal.
Carvajal: -Yo creo que la salida del avión no va a poder ser tan inmediatamente, si se le está dando la oportunidad que viaje con su familia. Porque en llegar Allende, y juntarse con su familia, me parece que va a pasar por lo menos una hora.
-preguntó, a la vez que cogía una de las desfallecidas manos a la enferma, que seguía mirándole con el espanto en los ojos, y al ver que nada le respondía, continuó con voz dulce y acariciadora-: Me he enterado por mi hermana de que estás algo malucha, y ahora, al pasar por la esquina, pues voy a casa de Bastián, que tiene a la menor de sus mozas con un calenturón que la está achicharrando, pues me dije yo: «Ya que estamos tan cerca, vamos en un vuelo a ver a Rosalía, y a llevarle este escapulario de la Santísima Virgen de Lourdes, para que durante tres meses la rece tres Avemarías en acción de gracias por haberle devuelto la salud».
—¿Tú no eras de la partida? —No, señor. A mí, junto con otros tres, me habían cogido al pasar por Omellín. —¿Y os obligaron a seguirlos?