guardián


También se encuentra en: Sinónimos.

guardián, a

(Del germ. wardjan.)
1. s. Persona encargada de guardar y cuidar una cosa el guardián del garaje me dijo que cerraban a las diez. guarda, vigilante
2. NÁUTICA Oficial de mar o contramaestre encargado de las embarcaciones menores y de los cables o amarras.
3. s. m. RELIGIÓN Prelado ordinario de un convento de la orden franciscana.
4. NÁUTICA Cable fuerte con el cual se aseguran los barcos pequeños cuando se avecina temporal.
5. adj. Se aplica al perro u otro animal adiestrado para guardar o defender una cosa o un lugar.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

guardián, -diana

 
m. f. Persona que guarda una cosa.
m. catol. En la orden franciscana, prelado ordinario de uno de sus conventos.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.

guardián, -diana

(gwaɾ'ðjan, -ðjana)
sustantivo masculino-femenino
persona o animal que se encarga de custodiar a una persona o cosa El banco tiene dos guardianes .
Kernerman English Multilingual Dictionary © 2006-2013 K Dictionaries Ltd.
Sinónimos

guardián

, guana
nombre masculino y femenino
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

guardián:

guardacuidador, celador, centinela, cancerbero, vigilante, guardia,
Traducciones

guardián

správce

guardián

opsynsmand

guardián

Aufseher

guardián

valvoja

guardián

gardien

guardián

čuvar

guardián

管理者

guardián

관리인

guardián

opzichter

guardián

bestyrer

guardián

wartownik

guardián

guarda

guardián

uppsyningsman

guardián

เจ้าหน้าที่ดูแลสถาบัน เช่น หอพักเด็กนักเรียน

guardián

bekçi

guardián

người giám sát

guardián

看守人

guardián

/ana SM/F
1. (= defensor) → guardian
2. (= guarda) → warden, keeper (EEUU) (Zool) → keeper; (= vigilante) → watchman
V tb perro A1
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
I Guardián de los franciscanos de Lima, por los años de 1816, era un fraile notable, más que por su ciencia y virtud, por lo extremado de su avaricia.
Y habría seguido cavilando hasta el fin de mis días á no ocunírseme preguntar al guardián: —¿Sabe usted, amigo, quién es la persona de este retrato?
El guardián de San Francisco vio la pretensión de mal ojo, recelando sin duda que el ex guerrillero trajese al claus- tro costumbres belicosas.
Humilde y divino Antonio, ruega por los pecadores. Y tornó fray Mateo Chuecas: Todos los frailes en cueros y el guardián buenos calzones...
José Manuel Salinas.—Manuel Antonio Flores.—Fray Pedro Corrillo.—Fray Manuel Marín, guardián.—Fray Alejo de Orinana, Srior.—Fray Alberto Peralta, prior.—Manuel José ouliño.—Manuel Morales.—Luis de Alcocer y Guerra, Escribano Público y de Cabildo.—Concuerda este traslado con la acta original de su conteste que se halla á fojas en el libro respectivo, á que en caso necesario me refiero, y para que conste en virtud de lo mandudo en ella, doy el presente en Oruro á tres días del mes de Diciembre de mil ochocientos y diez años.— Luis de Alcocer y Guerra, Escribano Público y de Cabildo.
Aunque el Justicia Mayor tenía aviso de que su huésped cons- piraba contra él, no quiso darle crédito: y un día contestó al guardián de San Francisco, que le participaba haber descubier- to, bajo secreto de confesión, lo que se tramaba:— No me hable de eso su paternidad, que teniendo yo lugar para echar mano de mi toledana, me río de todos los revoltosos del mundo.
Empezó así el corista: Los frailes en las tarimas y el guardián en los colchones... á lo que las devotas contestaron en coro: Humilde y divino Antonio, ruega por los pecadores.
Despejado era el rapaz, y cobrándole afición uno de los religiosos de Ocopa, llevóle al convento hízole vestir la jerga de novicio, y cuando lo vio espedito en el latín de Nebrija y en la filosofía de Heinecio, enviólo á Lima muy recomendado al guardián de San Francisco.
Y prosiguió el travieso fraile: El guardián come gallina, los frailes comen fréjoles... y las rezadoras, sin darse cuenta de la píuUa, volvieron á can- turrear.
Puesto en capilla el Mariscal Almagro, Toro, que era su enemigo personal, se constituyó de guardia en el calabozo, y el desgraciado anciano se desahogó diciéndole: —Por fin vas a beber mi sangre hasta hartarte. —Y esa es la mayor fortuna que Dios me concede— contestó el cínico guardián.
El presidente Castilla, en su segunda época, veraneaba en Chorrillos, y cuando á las dos de la tarde arreciaba el calor, se iba por un par de horas á bordo; se arrellanaba en una mecedora en la toldilla de popa, el comandante le agasajaba con un vaso de refrigerante cerveza, y su excelencia, que siem- pre tuvo gran predilección jpor los marinos convocaba en tor- no suyo á los oficiales entregándose con ellos á expansiva con- versación, la que concluía al picar un guardián las cinco de la tarde, hora en que regresaba á tierra, llevándose siempre á uno de los oficiales francos para que le acompañase á comer.
Chuecas se propuso afrontar, en público, la taca- ñería del reverendo padre guardián, seguro, segurísimo de que las bealao contestarían como loros con el estribillo de cos- tumbre.