¡Cuándo serían las doce, señaladas por el paso del tren, para dejarse caer al suelo
de golpe y mascar, ya medio dormido de cansancio, el corrusco de pan de maíz!
Emilia Pardo Bazán
Una gallina, el pico abierto y las alas apartadas del cuerpo, cruzó el patio incandescente con su pesado trote de calor. Prince la siguió perezosamente con la vista y saltó de golpe.
En el brevísimo espacio de tiempo que media entre recibir de su mano el vaso y llevarlo a la boca, aquellas mismas fuerzas de los abuelos que me precipitaban a morir se asomaron
de golpe al borde de mi destino a contenerme...
Horacio Quiroga
En casa concluyeron por tranquilizarse, y como la epidemia —provocada por una crisis de llover sin tregua como jamás se viera aquí había cesado casi
de golpe, la vida recobró su línea habitual.
Horacio Quiroga
Supo al día siguiente al abrir por casualidad el ropero, lo que es ver
de golpe la ropa blanca de su mujer ya enterrada; y colgado, el vestido que ella no tuvo tiempo de estrenar.
Horacio Quiroga
Mas de pronto me animé y sin vacilación hablé: "Caballero -dije-, o señora, me tendréis que disculpar pues estaba adormecido cuando oí vuestro rasguido y tan suave había sido vuestro golpe en mi portal que dudé de haberlo oído...", y abrí de golpe el portal: sólo sombras, nada más.
Miradas de soslayo todo el día, cuchicheos incesantes, que cesan
de golpe en cuanto oyen mis pasos, un crispante espionaje de mi expresión cuando estamos en la mesa, todo esto se va haciendo intolerable.
Horacio Quiroga
Pero cuando el conejo se sacó un reloj de bolsillo del chaleco, lo miró y echó a correr, Alicia se levantó de un salto, porque comprendió de golpe que ella nunca había visto un conejo con chaleco, ni con reloj que sacarse de él, y, ardiendo de curiosidad, se puso a correr tras el conejo por la pradera, y llegó justo a tiempo para ver cómo se precipitaba en una madriguera que se abría al pie del seto.
Varias ventanas se cerraron de golpe, y una mujer gorda salió disparada a la calle, recogió a unos cuantos niños que había por allí y los hizo entrar en un portal desconchado y miserable.
En aquel mismo instante notó que muy cerca de él acababa de desprenderse una ligera tufarada de fétido olor, aunque no logró determinar de dónde procedía. Blake cogió la tapa de la caja y la cerró de golpe sobre la piedra que en ese momento relucía de manera inequívoca.
Ahora no disimulan más, y hablan precipitadamente en voz alta de mí; pero, no sé por qué, no puedo entender una palabra. En cuanto llego cesan
de golpe, y apenas me alejo un paso recomienza el vertiginoso parloteo.
Horacio Quiroga
Al momento todos los vegetales y animales comenzaron a reír; mi cuerpo parecía irse encogiendo, mis ojos se cerraron de golpe y cuando pude abrirlos de nuevo, vi a mi rededor árboles colosales de una espesura increíble.