Ejemplos ?
Haffner recibió el collar y ante el asombro de todos lo sopesó, examinó el quilate de las piedras, y luego se lo devolvió sonriendo burlonamente.
Paseaba una tarde el señor de Santolalla, seguido de alguaciles, por la plaza del Cuzco, cuando don Gabriel, al doblar una esquina, se dio con su señoría sin haber manera de esquivar el importuno encuentro. Sonriose burlonamente el joven y, haciéndose el distraído, pasó calle adelante sin siquiera llevar la mano al ala del chambergo.
Ella se rió burlonamente, lo rozó con la rama de circuta, y le dijo: -Si yo lo desease, podría convertir en oro las hojas del otoño, y tejer hebras de plata con los rayos de la luna.
El secretario sonrió burlonamente de la superstición de su señor, en cuya vida, que él conocía a fondo, habría probablemente alguna aventura en la que desempeñara papel importante el fatídico número a que acababa de aludir.
río del profeta! ¡Cosas de frailes!... -contestó burlonamente el capitán. Y se alejó camino de San Francisco. Por supuesto que, con el retardo y el amago de motín, Bernardino de Loayza tuvo tiempo para escapar el bulto.
¡ja! ¾ Dijo el malvado vampiro, carcajeándose burlonamente. Al oír la palabra Satanás, mi cuerpo se heló como si una gran tina de agua fría me hubiera caído en el cuerpo.
Hasta adelante del aglomeramiento se hallaban los más optimistas y entusiastas, y hasta atrás, como quien no quiere la cosa, desconfiada y burlonamente sonriendo, los malpensados que seguían peorpensando en su búsqueda por en-contrar lo escondido tras el valor relumbrante de los científicos.
Erdosain fijó un segundo los ojos en el semblante romboidal del otro, luego, sonriendo burlonamente, dijo: –¿Sabe que usted se parece a Lenin?
Haffner se volvió rápidamente, midió de una mirada a Erdosain como extrañado de los términos de éste, y luego, sonriendo burlonamente, agregó: –Yo no estoy en ninguna posición.
Una serpiente negra se ocultaba bajo el tronco de la orquídea. Yo mentiría si dijera que la muerte del "Ojo de Alá", como le llamábamos un poco burlonamente, nos importó.
Con una mano se palpó la cintura, y al encontrarse allí su corvo de los días de fiesta, sacó con la otra la tabaquera, y se puso a liar un cigarro. -¿Estabas escondido, ah? -preguntó burlonamente vaciando el tabaco en la hoja de maíz... -Esperándolo, ño Neira.
Con esto basta. -Toma más señor QUETZALCOATL.- Insistió burlonamente el viejo.- Así estarás más aliviado. Y QUETZALCOATL que hacía fuerza de voluntad para rechazar la invitación, vaciló y bebió nuevamente.