babel


También se encuentra en: Sinónimos.

babel

(Del hebreo Babel, Babilonia, con referencia a la torre de Babel.)
1. s. m. o f. Gran confusión de ruidos o cosas y lugar donde ésta se da.
2. coloquial Falta de entendimiento entre varias personas por hablar todos a la vez y de modo desordenado.
Gran Diccionario de la Lengua Española © 2022 Larousse Editorial, S.L.

babel

 
amb. fig. y fam.Lugar en el que hay gran desorden y confusión o en que hablan muchos sin entenderse.

Babel (Bābēl)

 
bib. Nombre hebreo de Babilonia.
Diccionario Enciclopédico Vox 1. © 2009 Larousse Editorial, S.L.
Sinónimos

babel

nombre ambiguo plural
Diccionario Manual de Sinónimos y Antónimos Vox © 2022 Larousse Editorial, S.L.

babel:

mare magnum (NoRAE)barullo, lío, barahúnda, desorden, galimatías, caos, perturbación, confusión, perplejidad,
Traducciones

babel

Babel

babel

Babel

babel

Babel

babel

Babel

babel

بابل

babel

巴贝尔

babel

巴貝爾

babel

Babel

babel

Babel

babel

バベル

babel

바벨

babel

Babel

Babel

SMBabel
Torre de BabelTower of Babel

babel

SM o SFbedlam
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Yo así la erré, forjándome quimera tras quimera: y el caso en suma no era ni enigma de la esfinge, ni embrollo de Babel: un español con su hijo vivía, al mundo extraño, hacía más de un año en el tugurio aquel.
Valga la verdad, hasta los chiquillos se reían, más o menos disimuladamente, de este pobre veterano (dando golpecitos sobre el sombrero), que les parecía una torre de Babel.
Schelling se deja ir a una etimología ingeniosa, pero que sólo tiene un valor metafórico. La confusión bíblica de las lenguas partió de Babel.
Aquí está la mar que no amarga, aquí está el Sahara fecundo, aquí se confunde el tropel de los que a lo infinito tienden, y se edifica la Babel en donde todos se comprenden.
¡Ah, señora, si fuese posible a algunos el dejar su Babilonia, su Tiro, su Babel, para poder venir a hacer su vida entera en esa luminosa y espléndida ribera!
Mediánez, de uniforme también, aunque no tan flamante como el de Arqueta. Aquella casa era una Babel. Arqueta tuvo un momento de debilidad.
De una banca donde se arracimaban hasta dos docenas y media de mocosas, se levantaban, creciendo, atiplándose en terrible sonsonete, todos los horrores del deletreo: ere-a-ra, ere-i-ri, se oía por un lado; be-a-ba, be-i-bi, por otro; aquí, ese-a-ele, sal-gu-e-ve, alve; por allá, una trabazón de sílabas imposible de desenredar. Total: un Babel chiquito.
Decir que si el Presidente del Senado exigía el cumplimiento de una ley que pedía al país entero ante el hecho gravísimo y provocativo de la internación de armas hacía el juego a la subversión, me da la impresión ya no de la Torre de Babel, sino de una distancia aún mayor para juzgar lo que ocurrió.
¿Qué es esto de Babel? Se dice que Bab-Bel, puerta de Dios. Nada de eso. La significación verdadera, la da la Biblia en el versículo 9.º: «Por esto fue llamado el nombre de ella Babel, porque allí confundió Jehová el lenguaje de toda la tierra y desde allí los esparció sobre la faz de toda la tierra».
¡Enrique!... ¡Enrique!... ¡Ah! ¡dónde encontrarlo en esta Babel! -¿Dónde? -replicó alguien allí cerca-. En el vagón que ocupan las personas venidas en aquel carruaje que se aleja.
Nacen así la Semiótica y sus ramas; la Lingüística del texto, la Semiótica Textual, la Narratología, la Gramatología, la Pragmática Lingüística, la Nueva Hermenéutica, la Nueva Retórica, etc.; la Sociolingüística y la Sociología Interaccional; la Psicolingüística; la Antropología Lingüística y Cultural; la Etnometodología, la Etnografía de la Comunicación, la Teoría de la Argumentación, heredera de la vieja retórica y un imponente etc.; no menos imponente que el de la aplicación, a veces en erróneas calcas, de las, ya para mediados del siglo XX, famosas escuelas lingüísticas: Ginebra, Praga, Copenhague, París, Londres, además de las teorías derivadas de Leonard Bloomfield. Asistimos así a la proliferación de nomenclaturas y a una Babel que parecía ilimitada.
Entre el inmenso gentío y entre barahúnda tanta, como en medio de un desierto, solo y silencioso vaga, soñador, pobre, abatido, sin que sus proyectos hayan un solo apoyo encontrado, merecido una mirada, el genovés navegante, que a la corte castellana desde la Rábida vino tras falaces esperanzas. Y el cual bien puede decirse que ha llegado en hora mala a aquel abreviado mundo, a aquella Babel de España.