sencillo

¡No soy tan tonto que ignore lo que nos sucede!... ¿Quiere usted saberlo? Pues es muy sencillo. ¡Los dos nos queremos!... Y no me diga usted que me equivoco, porque eso sería faltar a la verdad.

Dicha manera de nacer – que tiene su tímido precedente – en la población vecina de Entre Ríos, había de imprimir al nativo de Uruguay algunos rasgos típicos inconfundibles y que se revelaron, en el tiempo, por su manera de obrar y conducirse y por su ideario sencillo y preciso en lo que respecta a la Patria, a la “Autoridad”, a la Justicia, al Derecho, etc.

La localidad improporcionada de algunos pueblos y la magnitud de otros, que impedía guardar el orden sencillo social que fin leyes le conservaba, fué la causa de la formación de otros pueblos vecinos, bajo pactos y convenios, fijos por el terreno que iba á ocuparse y á que el antiguo tenía un derecho á su uso.

Sócrates: Luego hablaba enigmáticamente, como yo dije antes, el que decía que la sabiduría consiste en hacer lo que nos es propio; porque no podía ser tan sencillo que lo entendiera como nosotros.

Su elevada construcción no le quitaba lo sencillo de su porte que seducía a todos lo viajeros que por ahí cruzaban, pero que jamás, quién sabe por qué, se atrevían a llamar a sus impresionantes portones en forma de tablillas de dura madera.

Y como se había acordado previamente en TLOQUE NAHUAQUE, que no se aceptara a aquél que sobrepasara cuatro intentos, TECUCIZTECATL perdió la oportunidad y algo irritados, los creadores hablaron desconfiadamente a NANAHUATZIN. Creían que por ser más pequeño, más humilde y sencillo, menos se atrevería: -¡Prueba tú, NANAHUATZIN!

—replicó el prefecto, riendo de todo corazón. —Quizás el misterio es un poco demasiado sencillo —dijo Dupin. — ¡Oh, por el ánima de…!

Hacer el proyecto de un cancional implica un sencillo montaje escénico que moviliza a los alumnos a interacciones comunicativas y a transacciones creativas.

Su vejez es un constante añorar de las épocas pasadas. Su espíritu sencillo contrasta con la agitada existencia de la urbe moderna.

- Pero ya lo conozco. - ¡Cómo! - Es muy sencillo. Lo he buscado; lo he visto; traigo las señas, y pido mi ganancia. - ¿Estás seguro de que lo has visto?

Pero el intrépido guerrero no iba a dejarse amilanar; el espíritu de la raza que había franqueado el ancho mar ardía, invencible, dentro de aquel pecho menudo, y no era sencillo sofocarlo.

-Pos de un mo mu sencillo, que cuando el de Pujerra quemó el último cartucho salió de pies que volaba, y el del Altozano, que no se había movío de su lugar tan siquiera, se guardó la pistola y encomenzó a barajar de nuevo tan tranquilo, como si le acabaran de tirar en lugar de seis cañonazos otros tantos polvorones.