Ejemplos ?
Allí pasaría tiempos de lucidez, en los que dedicaba horas a la lectura y escritura de versos, inspirado por los andares en las montañas antioqueñas y los convulsionados acontecimientos políticos.
También está instalado en la localidad, el Instituto Adventista del Uruguay con uno de los mayores complejos educativos del país. El Colegio primario Andares y el novel colegio Tom y Jerry, son alternativas privadas de educación inicial.
Otra opción era que viajara a lomos de un caballo, pero esto se descartó. Partirá a lomos de una mula, que era un animal de andares tranquilos, por la Ruta de la Plata.
Si bien se observa, todas las cosas tienen sus indicios, e incluso de los actos más pequeños puede sacarse argumento para conocer las costumbres: el impúdico es traicionado por los andares, por el movimiento de la mano, a veces por una sola respuesta, por la manera de tocarse la cabeza con un dedo (gesto que era tenido como señal de afeminamiento o de vicio- Plutarco Moralia, 89; Ammianus, 17,11; Juvenal IX, 133) por la mirada espantada; la risa delata al malvado, el rostro y el comportamiento denuncia al loco.
Y Pepa siguió calle arriba con paso rítmico y acompasado, seguida de la señora Dolores, mientras el Niño, plantado como una estatua en el centro de la calle, seguíala con mirada llena de febril apasionamiento, y murmuraba con voz sorda, en que vibraban la admiración y el deseo: «Vaya un postín de mujer, y vaya unos andares, y vaya un mo de pisar, y vaya unos clisos que son dos ventanales, y vaya una boca que parece jechita con un punzón, y vaya un pechito de órdago y vaya una caera de chipé, y vaya un talle que es un torzal, y...
La gallarda moza, más que tabernera y menos que fondista, suelta de andares, rubicunda de rostro, apretada de carnes, viene o va, conforme la llaman o despiden los jugadores, trayendo o llevando las cartas y fichas, el vaso de cerveza, la copa de licor.
Es un excelente majadero este don Venancio el fastuoso, indiano retirado, almibaradísimo en el hablar, grotesco de andares y de modales, resplandeciente de joyas y febril por casarse con cualquiera.
Era un sacerdote alto, moreno, de cara larga, no mucho, bien proporcionadas facciones, dientes limpios y sanos, labios frescos, cuello fuerte, buen torso, pierna larga, majestuoso sin afectación en los andares, pulcro y sencillo en el vestir.
-Ahora es lo más lucido: el despejo de la plaza y salida de la cuadrilla. ¡Qué precioso! Ahí vienen Sombrerito Chico y El Pajel, con unos andares... Los trajes me encantan.
-Pero -continuó Antonio sin parar mientes, al parecer, en lo que aquél le decía si no le parece a usté tan fea después de mirarla bien, usté paga las dos de la Pastora y usté será, cuando llegue el momento, el encargao de dir a peir a la Ángeles pa su mejor amigo de usté, el mozo que más presume de güen perfil y de andares pintureros.
Esta va descalza de pie y pierna. Un harapo rojo, sujeto a sus caderas, presume de falda y ondea al vaivén de sus andares. El corpiño azul se desabrocha sobre morenas curvas.
Y mis pasos… secos mis pasos sin caminos, deshojados en su oleaje, disueltos en los campos de la espera, heridos en tristezas que no sangran, estrujando mis naufragios consumidos en los mares de sorpresas inclementes, desprovistos de alegrías, cansados sus andares en la arena por asombros no previstos en los sueños de mis días reinician por narcóticos proscritos su vaganza apaciguada y me desancla de faros despidiendo la parábola final de una metáfora imposible.