Ejemplos ?
Cuando digo de cierta manera es, por ejemplo, cuando un hombre al ver u oír alguna cosa o percibiéndola por otro cualquiera de sus sentidos no solamente conoce esta cosa que ha llamado su atención, sino al mismo tiempo piensa en otra que no depende de la misma manera que conocer, sino de otra, ¿no decimos con razón que este hombre ha vuelto a acordarse de la cosa que ha acudido a su espíritu?
Es muy cierto, dijo Simmias. ¿Viendo en pintura un caballo o una lira, continuó Sócrates, no puede uno acordarse de un hombre? ¿Y viendo el retrato de Simmias no cabe recordar a Cebes?
¿Entonces no te parece que todos los hombres tienen esta ciencia? Ciertamente que no. ¿Entonces no hacen más que volver a acordarse de las cosas que supieron otra vez? Así tiene que ser.
Tres meses hace que no han recibido un real los orientales, p.a cuatro mil hombres me han mandado beynte mil pesos, esto sin acordarse de los abastecedores que yo no pueden continuar p.r q.e no se les da nada y se les debe sobre treinta mil pesos.
No sería de maravillar que un futuro historiógrafo de las le- tras peruanas, ateniéndose á la prensa periódica, obsequiase al Perú un cardumen de poetisas qfue existieron sólo en la fantasía de escritores traviesos, y que hoy se están embobados y sin acordarse de la travesura, como diz que se está san Gi- lando en el cielo, donde Dios no hace caso de san Gilando ni san Gilando de Dios.
¡Cuántas veces no creyó que se le había perdido, y cuántas imaginó que sin ella Marco Antonio no dejara de cumplir su promesa, sin acordarse de lo que a ella estaba obligado!
–Es cierto; pero no se puede evitar que haya tontos que se crean el objeto de la sátira del autor, cuando éste tal vez no les ha hecho el honor de acordarse de ellos para tomarlos por modelos...
Por descontado, no tenemos voto en la materia; de suerte que no nos pedirán el nuestro sobre si deben de entrar esas piezas en el Parnaso, como si éste no fuera tan nuestro como de los franceses, y aun un poquito más, sino que nos lo dan todo hecho, y bastante hacen, que harto brutos somos, cuando ni siquiera debieran acordarse de nosotros para nada.
-Yo cuento, señor, con que no baje de quinientos reales después de pagar la bodega, las luces y los dos tamborileros que han de tocar durante los intermedios.-Pues ahí van mil, contestó el bendito señor, dándole un cartucho de monedas que ya llevaba preparado al efecto; pero es preciso que ahora mismo desaloje usted el local, y sin perder un solo minuto salga con su gente de Santander.» El comediante vio el cielo abierto, hizo lo que deseaba el Intendente, y, sin salir éste de la bodega, se desarmó la tramoya, se cargaron las caballerías, montaron los comediantes... Y nadie volvió a acordarse de ellos.
Arreglada así la cosa, nadie volvió a acordarse de la advertencia del hada, y todo el mundo se entregó al placer de adivinarle los antojos al recién nacido, que pocos tenía aún.
Los canónigos alaban a Dios sin acordarse de la recíproca; no esperan, por lo regular, ninguna recompensa sobrenatural por la justa corte que hacen al Señor.
Positivamente estaba entusiasmado. A los pocos compases le hizo acordarse de su madre, que estaba en el otro mundo, y de su novia, que le había dado calabazas.