Like a Dragon Infinite Wealth - Análisis

Lo mejor de Ryu ga Gotoku Studio

A punto de cumplir los 20 años de vida, la saga Yakuza lanza al mercado la que, sin lugar a dudas, es la mejor entrega hasta la fecha. Like a Dragon: Infinite Wealth sale de su zona de confort y nos ofrece un paradisíaco escenario en Hawaii sin renunciar a los ya conocidos Ijincho y Kamurocho. Una nueva entrega que avanza en las vidas de los dos conocidos ex-yakuza a la vez que ofrece un glorioso recorrido por todas las entregas de la saga. Esto da forma a un nuevo episodio que es, a la vez, nueva entrega y homenaje a los jugadores que llevamos toda una vida acompañando al estudio.

Like a Dragon: Infinite Wealth. Primeros pasos

Tras la demo de Hawai incluida en Like a Dragon Gaiden: The man who erased his name de la que ya os hablamos largo y tendido por aquí, confieso que esperaba una título más directo. Sin embargo Ryu ga Gotoku no es precisamente novata en estas lides, y con Infinite Wealth ofrece una obra compleja, madura y ambiciosa. Una historia que, por sí misma, bien podría ser una serie de Yakuzas, de esas en las que Netflix pone mucha pasta y estira durante varios capítulos y temporadas. La historia no empieza en Hawai, sino en Isezaki Ijincho, donde ya vivimos nuestras aventuras en el primer Yakuza: Like a Dragon e incluso ejercimos de profesores junto a Yagami en Judgment 2. El viejo barrio de Yokohama es testigo de las nuevas vidas de los viejos héroes, que han colgado el micrófono, la porra, el bastón y hasta el bate de béisbol y gozan ahora de las rentas de su triunfo en la desarticulación del clan Tojo y la Alianza Omi. Con el clan Seiryu casi en las últimas y la mafia china y coreana bajo el control de Seonhee y Joon-gi Han, todo apunta a un periodo de descanso en los bajos fondos.

Unas buenas vacaciones

Con la vida resuelta gracias a sus respetables trabajos, el grupo de Adachi Koichi, Nanba Yu y Saeko Mukoda disfrutan de una vida más que tranquila. Sin embargo, el que más disfruta de esta nueva situación es el bueno de Kasuga Ichiban. Retirado al fin de la yakuza, el héroe del bate dorado trabaja ahora de forma legal para implementar el plan de su antiguo jefe, Arakawa Masumi, y ayudar a todos los ex-yakuza descolgados por la gran disolución a encontrar un trabajo honrado con el que volver a formar parte de la sociedad nipona.

Like a Dragon: Infinite Wealth retoma la historia poco tiempo después de los acontecimientos finales de Yakuza: Like a Dragon y nos deja disfrutar de un principio tranquilo, sin prisas, que cuece la historia a fuego lento para terminar, como ya sabéis, llevando a nuestro héroe de curioso peinado a las soleadas costas de Honolulú. Tras un par de años plagados de situaciones desastrosas, Infinite Wealth alcanza el presente, conecta con el final de The man who erased his name y hace que los dos personajes más queridos de la saga con perdón de Majima Goro se encuentren lejos de casa. Un reencuentro que les lleva a formar grupo con la presencia de dos nuevos personajes tan interesantes o más que los viejos compañeros de batalla. Este inicio lento, sin prisas, sirve para adquirir el estado de juego adecuado para todo lo que ha de venir y nos conecta de nuevo con la faceta más humana y caritativa de Ichi-chan, un auténtico héroe con el que es imposible no empatizar.

Dos mitos juntos

Un necesario cambio de aires

El paso de Ijincho a Hawai tanto a nivel de escenario como de historia es sencillamente espectacular. Tras conocer los acontecimientos de la mano de Kiryu en The man who erased his name, Infinite Wealth pone el acento en el punto de vista de Kasuga, que se convierte durante el primer -y largo- tramo en el protagonista indiscutible del grupo. Movidos por un mismo objetivo aunque con distintas motivaciones, Kasuga y Kiryu unen fuerzas junto a nuevos personajes. Una misión aparentemente sencilla, encontrar a una mujer desaparecida, termina llevándoles a conocer los fondos más oscuros de la capital hawiana. Ryu ga Gotoku se desata con una compleja historia en la que varios grupos del crimen organizado buscan a la misma mujer y se interponen en el camino de nuestros héroes. De esta forma la estructura narrativa clásica de la saga, plagada de giros y giros de guion, se mantiene, aunque eso sí, renovada con un enfoque distinto y una nueva forma de presentar las motivaciones de nuestros héroes.

Se nota la ausencia de Nagoshi, y no para mal, con un ritmo narrativo más fresco y una forma de presentar la historia más directa y menos pulp. La importancia del grupo, que ya había tomado su papel principal en la primera historia de Kasuga, se potencia en Infinite Wealth y hace que los diálogos, las actividades compartidas y las charlas de bar cobren especial importancia a la hora de entender al grupo y sus motivaciones. No faltan las famosas sub-historias, algo más dosificadas que en entregas anteriores aunque todas brillantes, así como los momentos 100% Yakuza que en esta ocasión protagonizan conversaciones e incluso segmentos de la trama principal para garantizar diversión en todo momento y unas buenas risas según avanzamos en la aventura.

Buena forma de llamarlo

De turismo en Hawai

Like a Dragon: Infinite Wealth es muy consciente de lo que los jugadores buscan en la saga, y tras este inicio lento y condensado en Ijincho, cortan y hacen punto y aparte con el reencuentro de Kasuga y Kiryu en Hawaii. Honolulú está plagado de cosas por hacer y de actividades que nos invitan a hacer turismo en la conocida isla del pacífico. Respetando el ritmo y dosificando las posibilidades para que vayamos accediendo a ellas en el momento perfecto, un simple paseo nos servirá para conseguir nuestro Street Surfer, un Segway que nos ayudará a movernos rápidamente por la ciudad. Distintas sub-historias nos irán sorprendiendo según avanzamos por sus calles, y las conversaciones con los compañeros serán clave para desbloquear charlas de bar y aumentar la afinidad, lo que permitirá nuevos ataques conjuntos, remates de compañero y ataques de suelo grupales.

Si tienes un rato libre y un puñado de pavos, la agencia Alohappy estará encantada de ofrecerte distintas excursiones, cursos y experiencias turísticas varias que te servirán para desbloquear nuevas profesiones a modo de clases, recibir inspiración y mejorar los atributos de Kasuga y compañía. No faltan por supuesto los karaoke y sus sorprendentes finales de canción protagonizados por los distintos miembros del grupo, los arcade con tres nuevas incorporaciones que os volarán la cabeza por su 'japonosidad', y mini juegos como los dardos, el shogi, mahjong, bateo y golf, aunque para estos últimos tendréis que volver a casa. En los nuevos aportes hay mucho para pinchar: date un baño en la playa y recoge basura que reciclar a cambio de grandes premios, coge el tranvía y fotografía a señores turbios, reparte comida al más puro estilo crazy taxy, haz un tour fotográfico haciendo capturas de zonas emblemáticas y descubre qué nueva locura se oculta tras esa esquina o en ese icono en forma de bocadillo de cómic. Las posibilidades son increíbles, consiguiendo crear una mezcla de aventura y vacaciones, de serie noire y documental ligero que entra de lujo para aliviar tensiones tras las partes más oscuras de la historia.

¿Por qué será?

Combate y zonas limitadas

Infinite Wealth plantea sus distintos escenarios al más puro estilo RPG con zonas más o menos peligrosas. De primeras, habrá calles de Ijincho y Hawaii que tendremos que dejar 'para más tarde' si no queremos morder el polvo y perder nuestros en principio escasos ahorros. Afortunadamente, la curva de progresión está mejor diseñada que en el anterior episodio de Kasuga, siendo bastante fácil subir de nivel a la vez que la historia sin necesidad de farmear experiencia antes de cada tramo de campaña principal. En este sentido es interesante cuidar al grupo y la afinidad con los compañeros para contar siempre con las mejores ventajas en combate y no quedarte por detrás de la historia. Buscar los iconos de conversaciones -bocadillos con corazón rosa- es crucial para subir gratis la afinidad antes de ir al bar para convertir esa afinidad en beneficios con las charlas. Sin embargo, también podremos comprar distintos regalos a nuestros compañeros y mantener conversaciones especiales, cantar y jugar con ellos o, simplemente, comer para seguir subiendo el nivel de afinidad.

En definitiva basta con jugar y disfrutar del juego ahondando en lo que ofrece para ir sobrado de nivel y disfrutar de un sistema de combate que mejora, y mucho, lo que ya pudimos disfrutar en el primer Yakuza: Like a Dragon. Sobre la mesa la idea es muy parecida: escenario en el que puedes moverte libremente en un área limitada, cuatro personajes como máximo en el grupo y la posibilidad de interactuar con el entorno. No obstante, aunque repite claves, el diseño de escenarios ha mejorado y en esta ocasión será más fácil aprovechar el entorno y la posición de los compañeros. Usar objetos del entorno como armas improvisadas aumenta el daño y otorga distintos efectos, lanzar a nuestros enemigos contra la pared hará más daño, y si los arrojamos contra un compañero, es más que posible que este lo remate sin perder su turno. Los ataques de estado funcionan mejor que en la anterior entrega, lo que añade el componente estratégico necesario para todo buen amante del JRPG, y para culminar, una vez subidas las afinidades del grupo, los ataques combinados, remates y remates de suelo se convierten en una gloriosa coreografía que convierten los combates en un apartado que funciona incluso para los viejunos que prefieren el brawler, como suele ser mi caso.

Espectacular es un rato...

Dentro del espectro de ataques especiales regresan los mercenarios, personajes que conoceremos al terminar las distintas sub-historias y que podremos llamar en medio del combate previo pago de yenes o dólares para que nos ayuden en la pelea. No faltan tampoco los movimientos de esencia, que se desbloquan al alcanzar los rangos de profesión más elevados, y los ataques combinados Infinite, que realizarán distintos especiales devastadores entre el compañero en cuestión y el líder del grupo, ya sea Kasuga o Kiryu. Los objetos de batalla también han sufrido una mejora importante, así como los objetos curativos y las recetas especiales que podremos encargar en los bares y puestos de batido. En definitiva, los combates de Infinite Wealth mejoran en todo lo ya visto en el anterior episodio de kasuga y siguen permitiendo bloqueos perfectos y distintos QTE para aumentar el daño o evitar ataques letales, todo ello con unas animaciones de lujo, mucho diálogo y un aspecto visual más que a la altura.

Más allá del juego en sí

Una vez más, Ryu ga Gotoku hace de las suyas e introduce una nueva experiencia que ofrece un juego dentro del juego, sólo que en esta ocasión no es una, sino tres elementos diferentes que convierten a Infinite Wealth en mucho más que un simple videojuego. La obsesión del viejo estudio de SEGA AM2 por ofrecer las experiencias más completas posibles sigue vivo en Ryu ga Gotoku, que se saca de la manga tres juegos que de mini no tienen nada y que añaden nuevas experiencias y jugosas recompensas que podremos aprovechar en la campaña principal.

Sumo Suji ¡Te elijo a ti!

La primera de estas experiencias es la Liga Sujimon, esa parodia de Pokémon que ya hemos visto en las dos entregas anteriores y que en esta ocasión supera todo lo que podíamos esperar con una propuesta increíblemente ambiciosa. Infinite Wealth se desata con una liga Sujimon propia en la que no faltan las SujiParadas, las incursiones y los gimnasios y entrenadores dispuestos a hacer combatir sus sujimon con los nuestros. Una vez más, tendremos que enfrentarnos a los maleantes más rudos de las calles, y luego 'capturarlos' haciéndoles un buen Sujiregalo que funciona de Pokéball. Una vez capturados, podremos entrenar a nuestros sujimon, darles sujeina para subirlos de nivel, subirlos de rango mediante el despertar usando sujimon repetidos y enfrentarlos en los combates de la Liga para 'llegar a ser el mejor' y derrocar a los actuales líderes con el absurdo desenlace de rigor.

La segunda de estas experiencias extra es la Isla Dondoko. Tras un curioso rescate en la playa de Hawaii, el bueno de Kasuga despertará en un entorno paradisíaco, aunque lleno de basura. Se trata de la isla Dondoko, un antiguo resort turístico de éxito que ahora ha sido tomado como vertedero por los malvados Bucaneros Basureros. La historia se toma aquí un descanso dándonos tiempo para ayudar a los antiguos trabajadores de la isla, mientras el bueno de Kasuga se compromete a ayudar a convertir de nuevo Isla Dondoko en un resort de cuatro... o mejor cinco estrellas. Isla Dondoko se establece como un survival de construcción en el que tendremos que pescar, cazar insectos, enfrentarnos a enemigos, farmear recursos, limpiar la isla de basura, usar nuestros sujimon para recolectar, cosechar y construir, y devolverle todo el esplendor. Mientras, podemos interactuar con los huéspedes, construir edificios emblemáticos de la saga y convertir la isla en nuestro rincón favorito de todo Yakuza.

Ryu ga Gotoku en su salsa

Por si esto os parece poco, la cosa se pone Animal Crossing y nos permitirá visitar las islas de otros jugadores y recibir visitas en nuestra propia isla, hacer regalos, ayudar en las labores y, en definitiva, alargar la experiencia todo el tiempo que queramos. Una vez alcanzadas las cinco estrellas y con muchas recompensas en el bolsillo, Isla Dondoko se convierte en la mejor forma de hacer dinero, conocer a nuevos personajes y vivir algunas sub-historias delirantes. Un rincón de descanso que te deja con esa sensación de pilas cargadas y ganas de comerte el mundo que dan las buenas vacaciones.

Un homenaje interno a la saga

Personalmente, la experiencia extra que más me ha gustado aunque no sea tan larga ni tan ambiciosa como las otras dos, ha sido la tercera. No voy a profundizar demasiado para no hacer spoilers pero tras pasar el liderazgo de Kasuga a Kiryu en determinado punto del juego, podremos volver a Japón y hacer un tour de los recuerdos que es toda una golosina. Tras pasear por Ijincho en compañía de tres conocidos personajes de la saga, podremos realizar distintas actividades y entrar en símbolos de luz en los que Kiryu recordará una parte concreta de su vida. Un tour por los recuerdos que se extiende a Kamurocho, a donde podremos ir en taxi para seguir recordando toda una vida juntos en los distintos episodios de la saga. Desde su primer encuentro con Haruka hasta su papel en Song of Life, su trabajo como taxista o su primera pelea con Majima, las distintas secuencias en forma de imágenes estáticas y pequeñas descripciones leídas con la voz de Kiryu son todo un regalo para los seguidores de la saga desde sus inicios en 2005 y una forma de poner al día a los jugadores recién llegados.

Kiryu y su estilazo

Más allá del homenaje o del mimo al jugador de toda la vida, este tour por los recuerdos nos habla de un estudio que lleva años desarrollando una filosofía propia dentro del catálogo general de videojuegos, de su cariño por la saga y de su mimo por mantener el pasado, su pasado, a través de este viaje por la memoria. Un tiro directo al corazón que emociona, hace reír y en ocasiones duele un poquito, y que como esto es un juego japonés, viene de la mano de recompensas que se van desbloqueando según vamos desarrollando los tres aspectos de Kiryu: alma, cuerpo y corazón. Tres atributos que afectan a los tres estilos de lucha del Dragón de Dojima en combate y que, al alcanzar su máximo, viene con sorpresa.

Demasiado bueno para dejarlo pasar

Jugado en Xbox Series X, Like a Dragon: Infinite Wealth es la entrega más potente a nivel visual y gráfico con un rendimiento a prueba de bombas en una partida de más de 65 horas en las que he mantenido el juego en Quick Resume sin necesidad d reiniciar ni una sola vez. Las voces en japonés junto al texto localizado al castellano siguen siendo una de las mejores bazas de la saga junto a un modo alternativo en primera persona que puede no ser la mejor opción, pero sirve para explorar a gusto todos los rincones de Hawaii, Ijincho y Kamurocho. Los tonos paradisíacos de Honolulú, de por sí impactantes, mejoran aún más al caer la noche y empezar el espectáculo de fuegos artificiales, especialmente si la lluvia hace aparición y decora unos rincones que te dejan sin hipo. No faltan las grandes melodías y las cinemáticas, quizá demasiadas al principio de juego, que poco a poco van dejando paso al jugador para que se convierta en el protagonista de la aventura.

Like a Dragon: Infinite Wealth mantiene el toque de dorama de la saga y lo eleva con una historia más compleja, mejor contada y muy visual plagada de posibilidades en lo jugable. Los protagonistas perfilan mejor su personalidad y tratan de huir del meme con una presencia más humana y justificada, aunque en ocasiones no pueden evitar la herencia de la cultura nipona en algunos tropos que, si bien no han desaparecido del todo, al menos demuestran una preocupación por avanzar y limitan su presencia a mínimos tolerables.

Me dejo cosas, y muchas, en el tintero, pero en resumen Like a Dragon: Infinite Wealth es demasiado bueno como para dejarlo pasar. Su historia nos muestra a un estudio maduro, comprometido con su futuro y con su pasado pero también divertido e incapaz de negar al jugador esos momentos humorísticos que son el sello de la casa. Su combate mejorado, sus escenarios, la profundidad de todos los personajes y esa forma de calentar el corazón con determinados momentos de su historia lo convierten en un indispensable para los amantes de las buenas historias, los seguidores de la saga y los fan del JRPG.

¡Nos leemos!

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Like a Dragon Infinite Wealth

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Análisis de Like a Dragon: Infinite Wealth

9
Increíble
Tras la marcha de Toshihiro Nagoshi, Ryu ga Gotoku Studio muestra su mejor cara en una entrega que aúna pasado y futuro sin ahorrar en medios ni en cariño. Like a Dragon: Infinite Wealth une a los fans de Kiryu Kazuma y Kasuga Ichiban en una gran aventura en la que risas y lágrimas están garantizadas.
Like a Dragon Infinite Wealth