Ejemplos ?
Aquello era para hacerle perder la cabeza, según dijo después, y prefirió ir a sentarse solo en la oscuridad de la escalera y en una fuerte corriente de aire hasta que le llamasen de nuevo.
A medida que penetraban al corazón de la aldea empezó a azorarse, presa de un pasmo que le aplastaba por entero. Las numerosas calles,entre cruzadas en varias direcciones, le hacían perder la cabeza.
Sí; puedo expresarme así; estaba absorto en Dora, pues no sólo estaba enamorado de ella hasta perder la cabeza, sino que era un amor que penetraba todo mi ser.
La mujer, estaba obligada a mantenerse erguida y sin perder la cabeza, pues si desgraciadamente hubiese sentido vértigos ella y su fruto se habrían aplastado irremisiblemente.
Pasaban allí los sueños rumoreando, pero tan vertiginosos, que Margarita no pudo ver a los nobles personajes. Cada salón superaba al anterior en magnificencia; era para perder la cabeza.
Así su retiro de ella, después de dejar levantado en tres años un diario como La Tribuna Nacional, ha sido deplorado por todos sus colegas como no lo ha sido hasta ahora el de miembro alguno de la prensa, y encuentra en todos la consideracron y el afecto que merece un hombre jóven que es ya un hombre público, que es un hijo de sus obras desde la edad en que otros son sólo los hijos de sus padres, que ha llenado con honor una vida de treinta años, y que ha pasado por la prueba de las alturas sin perder la cabeza, guardando la independencia del carácter, las consideraciones debidas á sus adversarios, y el cariño á sus amigos de siempre, que ellos saben retribuirle.
A fe mía que sí vos lleváis algún grave peso sobre la conciencia, y tenéis ganas de perder la cabeza, sabed que las nuestras no son simples calabazas.
Confieso que me indigné, y que nunca sentí más haber ignorado, como ya dije anteriormente, hasta los rudimentos de la milicia; todavía fue mayor mi incomodidad cuando vi entrar las tropas enemigas y su despreciable número para una población como la de Buenos Aires: esta idea no se apartó de mi imaginación y poco faltó para que me hubiese hecho perder la cabeza: me era muy doloroso ver a mi patria bajo otra dominación y sobre todo en tal estado de degradación, que hubiese sido subyugada.
¡Ay, contenedme, Dolmancé!... Bajo los dedos hechiceros de esta linda niña, estoy a punto de perder la cabeza. DOLMANCÉ: Bueno, pues para entibiar, si es posible, vuestras ideas variándolas, masturbadla vos misma; conteneos vos, y que sólo se corra ella...
DOLMANCÉ: ¡Hostia bendita! Empiezo a perder la cabeza. Saint-Auge, que Agustín te dé por el culo delante de mí, por favor, mientras tu hermano te encoña, y que yo vea sobre todo los culos: este cuadro va a acabar conmigo.
El ejemplo de este Rey, que después de haber tocado los extremos más importunos con el Parlamento, concluyó con perder la cabeza, impidió a Luis XVI, en varias ocasiones, el oponerse a los esfuerzos de los revolucionarios.
Mientras estaba él diciendo esto en su defensa, Festo le interrumpió gritándole: «Estás loco, Pablo; las muchas letras te hacen perder la cabeza.» 25.