Ejemplos ?
-Pos ni ella, ni tú, tenéis razón; porque yo no tengo la culpa de que esa criatura esté tonta de remate, ¡y «como no lo saque al campo y le dé la muerte amarga», yo no sé lo que voy a jacer pa que me deje tranquila!
La culpa de semejante caso teníala el capellán, su ocurrencia de largarse a Compostela a consultar con el sapientísimo médico Varela de Montes...
-¡El 26 de marzo! -murmuró el Capitán-. ¡Es decir, que yo tengo la culpa de todo lo que ocurre! -¡La tengo yo! -dijo Angustias, como hablando consigo misma.
-expuso melancólicamente el doctor Sánchez-. Para que haya culpa, tiene que procederse con intención, y ustedes son incapaces de haber querido perjudicar a doña Teresa.
Aquellos buenos hombres llegaron a él, y dando voces le despertaron y le suplicaron quisiese socorrer a aquel pobre que estaba muriendo, y que no mirase a las cosas pasadas ni a sus dichos malos, pues ya dellos tenía el pago; mas si en algo podría aprovechar para librarle del peligro y pasión que padecía, por amor de Dios lo hiciese, pues ellos veían clara la culpa del culpado y la verdad y bondad suya, pues a su petición y venganza el Señor no alargó el castigo.
Si para la sala El páramo era una ficción novelesca, y Wyoming vivía sólo por una ironía de la luz; si no era más que un frente eléctrico de lámina sin costados ni fondo, para nosotros —Wyoming, Enid y yo—la escena filmada vivía flagrante, pero no en la pantalla, sino en un palco, donde nuestro amor sin culpa se transformaba en monstruosa infidelidad ante el marido vivo...
Perendén. Yo tengo 18 años de servicio, sin una falta, sin una pena, sin una culpa. Por esto el jefe me ha dicho al salir: —Van ya dos accidentes en este mes, y es bastante.
La comadre tenía la culpa; la comadre y Dios, que la había hecho tan regraciosa y tan rebonita; si Dios no le hubiera dado unos ojos tan retecharranes y tan renegros, ni una carita de porcelana tan expresiva, ni un pelo tan abundante y tan reluciente, ni un pecho tan dislocador, ni una cintura tan retedislocadora, ni una cadera tan revaliente, ni unos pies tan rechicos, ni un metal de voz tan redulce...
Entre los algebristas, no obstante, que son realmente paganos, las «fábulas paganas» son creídas, y las inferencias se hacen, no tanto por culpa de la memoria, sino por una incomprensible perturbación mental.
Y por otra parte fue tan dichoso, que tuvo hijo de quien no mereció ser padre; siendo así que el nacer no se escoge, y no es culpa nacer del ruin, sino imitarle; y es mayor culpa nacer del bueno y no imitarle, cuanto es peor echar a perder lo precioso que lo vil, pues parece antes justicia que vicio el despreciarlo.
La Potencia detenedora notificará, asimismo, a la Potencia de la que dependan los prisioneros de guerra toda solicitud de indemnización formulada por un prisionero acerca de los efectos personales, de las cantidades o de los objetos de valor que le hayan sido retirados de conformidad con el artículo 18 y que no se le hayan restituido al ser repatriado, así como toda solicitud de indemnización relativa a una pérdida que el prisionero atribuya a culpa de la Potencia detenedora o de alguno de sus agentes.
Si no la quieres, me la como yo. -Puesto que, sea como fuere, me voy a llevar la culpa y los palos -dijo el gato mejor será que la saboree yo.