Mirábala sonreír mientras aquel rostro bestial, convulso por el deseo, se aproximaba al de ella, fresco y púrpureo como una rosa.
No duerme, no, que al impulso de un pensamiento cruel, dentro del cuerpo convulso se la desborda del pulso toda su sangre en tropel.
También algunas flores en tu convulso seno siempre anidan, y sus suaves olores y variados colores a la sonrisa del placer convidan.
Y enmudeció Rosario; pero de modo tan decidido y elocuente siguieron sus ojos hablando al Carambuco, que éste, convulso de pasión al leer en ellos un tropel de apasionadas, de ardientes, de dulcísimas promesas, y tras breves instantes de angustioso silencio, le repuso sombrío y decidido: -No, eso no; eso sería matar a tu probetico viejo.
De la triste fortaleza no aspecto de menos susto el interior presentaba, último amparo y recurso De un ejército vencido, desalentado, confuso; de hambre y sed atormentado, y de despecho
convulso.
Ángel de Saavedra
Allá en palacio embebido quedaba en mudo embeleso, pálido o rojo el semblante,
convulso, agitado el pecho, y bebiendo con los ojos, llenos de vida y de fuego, de la emperatriz hermosa los más leves movimientos, en acatarla, en servirla, y en acertar sus deseos, aunque tímido y turbado, diestro y hábil por extremo.
Ángel de Saavedra
En efecto; mientras los comensales charlaban familiarmente, entró de un modo brusco en la sala, fuera de sí, un joven esclavo con el rostro convulso y dominado por el terror, anunciando a su señor que acababa de entrar por la puerta falsa de la casa, con pasmosa rapidez, un perro rabioso que con gran furor se abalanzó sobre los perros de caza y que pasó luego a la cuadra inmediata arrojándose sobre las caballerías con gran encarnizamiento, sin respetar siquiera a los hombres.
Al decir esto don Hermenegildo, convulso y descompuesto, echó mano al bolsillo interior de su chaquetón, sacó de él una enorme cartera de badana amarilla amarrada con un hiladillo azul, y después de revolver muchos papeles que había en ella, tomó uno muy arrugado y me lo entregó.
Inició usted la Reforma Electoral, que con acento propio nuestro, distinto a lo que pasa en el mundo, no permite ver aquí representantes de todos los partidos y no permitirá escuchar su voz en relación con los problemas más importantes, después de que el pueblo realizó una elecciones única en nuestra historia y ejemplares en un mundo convulso, donde ratificó clamorosamente el programa social de la Revolución y expresó su voluntad de seguir adelante.
Vacila, tiembla, la mano va a extender una y dos veces, y la retira veloce, cual si el cendal fuego fuese.
Convulso, desatentado, a tocarlo se resuelve, lo ase, lo levanta...
Ángel de Saavedra
Después, en mi fiebre amante, junto a ti me arrodillé y, convulso y delirante, sobre tu yerto semblante la cabeza recliné; y, abismado en el dolor, seis horas pasé mortales hablándote de mi amor, al trémulo resplandor, de los cirios funerales.
Soy hijo y la adoro, Su aliento y su lloro Quemaban mi sien. Convulso, agitado, En ámbito estrecho Latir en su pecho Sentí el corazón; El niño creía Y oró al Crucifijo… El niño era hijo Y ahogó su oración.