Ejemplos ?
Sólo a sus tres caudillos se reduce la fuerza que no huye el desenlace; y allí muere Zerbín, que aún a pie corre, si el buen Reinaldo a tiempo no lo acorre.
El viaje de Montevideo a Melo necesitará el tiempo empleado para recorrer a pie, el camino del Puerto a la Unión o tal vez menos.
Don Carlos nos indicó con un gesto que le siguiésemos: Salimos, y caminamos a pie durante algún tiempo, hasta llegar al abrigo de los peñascales donde un soldado nos esperaba con los caballos del diestro.
Los peñascales que flanquean la carretera parecían llenos de amenazas, y de los montes cercanos llegaba en el silencio de la noche el rumor de las hinchadas torrenteras. En las puertas de la ciudad hubimos de confiar los caballos al soldado, y recatándonos caminamos a pie.
22º Otrosí, dijeron que por cuanto las calles de esta ciudad están robadas(1), barrancosas y tales que con gran trabajo e dificultad se pueden andar por ella a pie ni a caballo...
¡Qué honor, qué gloria digna de loor sólo dejar a vuestro príncipe a pie y solo!» De un su escudero una gran lanza aferra, y con Prusión, que ve no muy lejano, rey de las Islas Fortunadas, cierra, y lo echa del arzón muerto en el llano.
Quiero dar las gracias, también, si se me permite aquí, a mis compañeros y compañeras; a los que resistieron a pie firme en la calle y sentados en estas bancas los momentos más difíciles que nos tocaron vivir como gobierno y como movimiento político… …, a los que no desmayaron; a los que no defeccionaron; a los que creyeron que valía la pena luchar por los ideales y las convicciones.
Hice llamar a un curandero que me puso el brazo entre cuatro cañas, y sin más descanso ni otra prevención, tomé con mis diez lanzas el camino de los montes. El guía, que caminaba a pie al diestro de mi caballo, no cesaba de augurar nuevos riesgos.
Entonces recordé haber oído, no sabía cuándo ni dónde, que la nueva de aquel suceso, una monja con disfraz de aldeana hubo de llevarla a Estella. La monja, por ganar tiempo, había caminado toda la noche a pie, en medio de una tormenta, y al llegar fué tomada por visionaria.
Los que al encontrarse a pie, o a caballo, por la calle, camino u otro lugar público, con persona que lleve dirección opuesta, le disputare o estorbare el paso, en vez de inclinar a su derecha; 41.
Si tuviese las seiscientas mulas que pedí esta mañana para atacarlos en su campo les picaría la retaguardia, pero los arrieros han fugado, y estoy a pie, por lo que no puedo completar mis deseos.
Formaban en la puerta el más grotesco y sobresaliente grupo varios pialadores y enlazadores de a pie con el brazo desnudo y armado del certero lazo, la cabeza cubierta con un pañuelo punzó y chaleco y chiripá colorado, teniendo a sus espaldas varios jinetes y espectadores de ojo escrutador y anhelante.