Printer Friendly

El misterio pascual en la teologia de Jean Danielou.

Resumen: La teologia de Jean Danielou ofrece la posibilidad de profundizar en el misterio pascual a traves de la universalidad propia de los misterios de la vida de Jesucristo. Danielou esta proximo a la vision joanica y a las dimensiones mistericas de la teologia oriental, y presenta la cruz victoriosa en sus dimensiones cosmicas. Esa vision universalista del misterio de la Pascua esta presente tambien en la humanidad glorificada de Cristo, que se encuentra a la derecha del Padre. El autor pone el munus profetico junto al munus sacerdotal de Jesucristo al servicio de una teologia viva que sigue siendo actual.

Palabras clave: Cristologia, Misterio pascual, Teologia de Danielou, Historia de la salvacion.

Abstract: Jean Danielou's theology offers the opportunity to delve into the paschal mystery through the universality that is characteristic of the mysteries of Christ's life. Danielou is close to the johannine view and to the mysteric aspects of Eastern theology and he presents the victory of the cross in its cosmic dimensions. This universalist approach to the mystery of Easter is also found in the glorified humanity of Christ, who is seated at the right hand of the Father. The author puts together both the prophetic and the priestly offices of Jesus Christ, at the service of a living and still current theology.

Keywords: Christology, Paschal Hystery, DanieIou's Theology, History of Salvation.

The Paschal Mystery in the Theology of Jean Danielou

Entre los temas por los que la teologia de Jean Danielou (1905-1974) esta siendo de nuevo valorada, la cristologia ocupa un lugar secundario. Y sin embargo, todas las obras del teologo y cardenal frances acaban teniendo, como no podia ser menos, un importante relieve cristologico.

En 1981, Fritz Frei estudio la cristologia de Jean Danielou buscando con ello el fundamento de las perspectivas misioneras de su teologia (1). La tesis de Frei sigue el orden de categorias que aparecen en la obra de Danielou y que son agrupadas de manera acertada. Algunas de esas categorias son mediacion, trasfiguracion, actividad misionera, cumplimiento, profecia, totalidad, etc. A traves de esa terminologia, el autor va presentando una <<cristologia misionera>> de Danielou. Entre las nociones estudiadas por Frei, la de <<cumplimiento>> ocupa gran parte de su tesis. La importancia dada a esa categoria se desprende del hecho de que el cumplimiento de las figuras y de los acontecimientos veterotestamentarios en Cristo contiene un dinamismo que nos lleva hacia la encarnacion y el sacrificio del Senor.

Una nocion fundamental en la cristologia de Danielou es la de alianza. Danielou presenta una cristologia de la alianza, de forma que el misterio de la union hipostatica es el momento en el que se consuman todas las alianzas de Dios. En esta linea, llaman la atencion algunas peculiaridades en la presentacion que el teologo frances hace de la Pascua de Cristo: la salvacion vista desde su universalidad; la contemplacion del misterio pascual, y muy especialmente de la pasion y de la muerte de Jesus, desde la perspectiva de su ministerio profetico; las consideraciones en torno a la colera de Dios como manifestacion de la vida intensa que hay en Dios y que justamente en el Calvario se abraza con el amor; la solucion para el drama de la existencia humana vista como liberacion; la donacion del Espiritu Santo al Cristo resucitado en cuanto Cabeza de la Iglesia; el tiempo de la Iglesia como continuacion de la historia de la salvacion guiada por el Kyrios resucitado y sentado a la derecha del Padre. Esas son las ideas que expondremos en el presente articulo con un doble interes: profundizar en el misterio pascual de Jesucristo y mostrar la actualidad del pensamiento del teologo frances en el campo de la cristologia (2).

1. EL MISTERIO COSMICO DE LA CRUZ

En el contexto de su teologia historico-salvifica, Jean Danielou llamo al tiempo que va de la encarnacion a la ascension <<momento privilegiado>> (moment privilegie) de la accion del Verbo en la historia (3). Es en ese denso marco de la historia en el que acontece el misterio pascual de Jesucristo hacia el cual se dirige toda su vida. El Verbo se ha encarnado para hacernos participantes de la vida divina; es decir, el fin (salvacion) ya esta incluido en el comienzo (encarnacion). En ese sentido, gana fuerza la distincion que Danielou hace entre los misterios del despojamiento del Senor, la encarnacion y la pasion, y los que muestran el revestimiento de gloria de su humanidad, la resurreccion y la ascension (4). Todo ello en un contexto cosmico, es decir, universal. Afirma nuestro autor:

<<Uno de los aspectos esenciales y frecuentemente descuidados en torno al misterio de la cruz es su caracter universalista. Cristo, despues de hablar de la serpiente de bronce elevada en el madero, dice: "Cuando yo sea levantado de la tierra, atraere a todos hacia mi". Aqui se nos muestra una relacion entre el misterio de la cruz y la reunion de todas las cosas en El. Ese tema fue retomado por San Pablo en varios pasajes de las Epistolas de la cautividad, todas ellas misteriosas y profundas>> (5). por el cual el Verbo encarnado cumple sus obras de salvacion. En fin, su forma sugiere un simbolismo cosmico donde la cruz expresa la universalidad de la accion redentora, la unificacion de todas las cosas, la donacion de la consistencia a la nueva creacion, el discernimiento de lo que pertenece o no a Cristo>> (7).

Esas palabras de nuestro autor nos sirven como una invitacion a profundizar en esa dimension <<cosmica>> del misterio de la cruz. En un segundo momento, veremos la cruz desde la dimension del misterio profetico de Cristo; en este momento sera interesante tambien subrayar el caracter glorioso de la cruz de Jesus, a pesar de todo el sufrimiento que implica. En tercer lugar, partiendo de conceptos estudiados por Danielou -el amor y la colera-, veremos como esos mismos conceptos se conjugan en el momento de la Pasion de Cristo.

1.1. La universalidad de la accion redentora

Hablar de la universalidad de la cruz, de la <<cruz cosmica>> o aun del <<simbolismo cosmico de la cruz>> va de la mano, en la teologia de Danielou, de la doctrina de Ireneo, que la recibio del judeocristianismo. Tambien Gregorio de Nisa, a quien Danielou se siente unido teologicamente, recibio el esquema del obispo de Lyon y valoro mucho esa tematica (6). En ese contexto, las palabras de Danielou explican en lineas generales, pero muy claramente, en que consiste esa teologia de la cruz en el judeocristianismo, en su sentido de universalidad y de victoria:

<<Por una parte, la cruz es considerada como el signo de la victoria de Cristo. Se trata de una cruz de gloria. Ella es como un ser viviente, que acompana a Cristo en sus obras de poder, a la region de los muertos y en la parusia. Algunos textos la identifican con el mismo Cristo. Los Testimonia del Antiguo Testamento muestran la cruz prefigurada en varios simbolos que puntualizan las diversas formas de su eficacia. Ella es el instrumento

Al tratar de las dimensiones universales de la Pasion, juntamente con la ascension, de Cristo, Jean Danielou no olvida una realidad del tiempo presente que le es muy querida, la dimension misionera. Para comprenderla mejor hay que tener en cuenta tres presupuestos: 1) hay un drama en la historia que se da entre las distintas fases del devenir marcado por continuidades y discontinuidades, 2) todos estan llamados en Cristo a la union con Dios, 3) la venida de Cristo es, como dice el Credo, propter nos homines etpropter nostram salutem. En las dimensiones cosmicas del misterio de Jesus los cristianos juegan un papel importantisimo porque extienden la fuerza de la cruz por todo el mundo.

El misterio pascual, segun Danielou, tambien puede ser formulado con otra expresion mas cercana a la teologia de Gregorio de Nisa y al judeocristianismo: el <<misterio cosmico de la cruz>> (8). En ese sentido, hay que tener en cuenta que, en la vision de Danielou, las distintas alianzas que se dieron antes de Cristo son asumidas y renovadas por la alianza nueva y eterna que se dio en Cristo (alianza cristica). Hay que atender, por tanto, a una vision de conjunto en torno a la totalidad del misterio de la cruz en cuanto que comprende todo el misterio pascual de Jesucristo -de su pasion a su glorificacion- y en cuanto se extiende hacia todos los hombres.

Danielou recuerda que tambien en el mundo pagano hay constancia de una preparacion para esta unidad realizada en la cruz. Por ejemplo en la India ya se encontraba la idea de un arbol cosmico plantado en el centro del mundo como eje universal". La Iglesia, consciente de la universalidad de la salvacion, expresa esta verdad tambien en su vida liturgica: el ciclo liturgico, siendo, principalmente, la conmemoracion de los acontecimientos historicos de la vida de Jesucristo, tiene en cuenta la dimension cosmica en sus mismas entranas. La <<repeticion>> anual y trienal significa que el orden cosmico y el orden historico se encuentran en el orden cristico y que este ultimo redime a los ordenes anteriores poniendolos en una nueva realidad coordinada por Jesucristo (10). El mundo ya ha sido, en cierto modo, transfigurado por Cristo, aunque espera la consumacion del misterio de los nuevos cielos y la nueva tierra. A modo de ejemplo, se puede citar lo que Danielou afirmo sobre el pro totius mundi salute que el sacerdote decia en la celebracion eucaristica, despues de ofrecer el caliz y trazar una senal de la cruz sobre el corporal: con ese gesto se estaba significando el caracter cosmico de la salvacion (11).

Todo encuentra su unidad en Cristo y, a partir de esta unificacion, es posible esperar con fundamento, a la vez que se puede invitar a la confianza en Jesucristo y en su retorno. Pero como Cristo parece tardar en volver, podria meterse en los corazones de los cristianos la tentacion de querer organizarse por si mismos. De hecho, algunas iniciativas sociales cristianas podrian partir, no de la contemplacion del misterio de Cristo, sino de esta desconfianza: <<como el no vuelve pronto y como Dios parece estar dilatando su venida, hagamos algo por los demas>>, podria decir algun cristiano que se encuentra un poco desconfiado (12). Por el contrario, la accion social que parte de la contemplacion del misterio de Cristo lo ve en todos los hermanos que sufren; los cristianos se ven urgidos por la caridad del Senor, por su misterio de cruz, porque la cruz hace que nuestras perspectivas sean ampliadas y que abracen a todos (13).

En la unidad que Cristo logra en la Cruz hay que contemplar, por tanto, un doble aspecto: el individual, todo el hombre; y el total (universal), la unidad de todos los hombres. La sangre de Cristo supera las divisiones que puedan darse en el hombre y entre los hombres ya que el individuo y la colectividad pasan a ser uno en Cristo y, con los demas, pasa a ser hijo de un mismo Padre. Tambien las naciones hallan su unidad en la cruz cuando sus miembros se encuentran en la Iglesia, fruto de la cruz (14).

Esa unidad no se da a traves del dominio de una nacion sobre otra, sino en el orden de la caridad, que pide la renuncia y el <<sacrificio>> a favor de los demas. En ello se ve el sentido de la cruz: el amor. Danielou lo explicaba a traves del pueblo judio: este queria que todos viniesen a adorar en Jerusalen y, en cierto sentido, que todos fueran servidores del pueblo elegido. Cristo, como representante de todo el pueblo judio, da muerte --a traves de su humillacion-a toda pretension del pueblo judio de ser el centro de las naciones. La cruz de Cristo representa la muerte del orden antiguo para dar lugar al Hombre total, a Jesucristo, que en su resurreccion se muestra como la cabeza gloriosa de todos los seres humanos (15).

1.2. El martirio de Cristo

La muerte de Cristo, en continuidad con el Antiguo Testamento, tambien puede ser estudiada desde la perspectiva de su ministerio profetico. Asi como los profetas de la antigua alianza fueron perseguidos, asi tambien el profeta de la Nueva Alianza seria perseguido. Siendo verdad que la muerte de Jesus considerada en cuando sacrificio debe ser vista mas bien en relacion a su ministerio sacerdotal, en el marco historico-teologico de nuestro autor, resulta muy interesante verla como martirio, en cuanto testimonio, y, por tanto, como una de las caracteristicas del ministerio profetico del Senor. El profeta, hombre introducido en las vias del Espiritu, ensena a sus contemporaneos los caminos de Dios; pero sus contemporaneos, con frecuencia, se oponen a las ensenanzas del profeta ya que estas van en contra de los planes mundanos de los hombres.

<<El martir es esencialmente el testigo. El martirio de Cristo continua ese testimonio que todos los profetas habian dado. La pasion de Cristo es la realidad ejemplar que sera, a su vez, el modelo para los apostoles>> (16).

Es interesante observar que, dentro de esa teologia de la profecia, el anuncio --tanto el de los profetas veterotestamentarios como el de Jesucristo--tiene como objeto al mismo Jesus de Nazaret. Eso es asi porque los profetas del Antiguo Testamento, al anunciar la Palabra de Senor, estaban anunciando el Verbo de Dios, al Ungido del Senor que vendria; Cristo, al anunciar la Palabra del Padre, se anunciaba a si mismo. Jesucristo aparece como la revelacion y el revelador. El se ha entregado totalmente para cumplir, en el poder del Espiritu Santo, los planes del Padre (17).

El plan del Padre era salvar en la carne santa de su Hijo la carne pecadora de la humanidad. A Danielou le llamo la atencion como en el misterio de la cruz, el Senor va a lo mas profundo de la miseria del hombre para sacarle de ese estado verdaderamente cadaverico. La muerte de Cristo en la cruz es, para nuestro autor, el acontecimiento esencial de la historia universal y su contenido es la victoria del Verbo encarnado sobre el mal y sobre el diablo y, por ende, la liberacion del pueblo. Asi como el exodo fue, para Israel, el acontecimiento central de su historia, celebrado ano tras ano, asi tambien la cruz fue el acontecimiento central del nuevo Pueblo de Dios: su liberacion de todos los <<egipcios>>, es decir, de todas las esclavitudes. Para nuestro autor el acontecimiento de la cruz es una extension del acontecimiento de la encarnacion a toda la humanidad: la salvacion en Cristo que empieza en la encarnacion tiene su momento mas alto en el misterio pascual (18).

La cruz es victoria en prevision de la resurreccion; la muerte de Cristo en la cruz gana todo su sentido a la luz de la resurreccion. Es conocida la afirmacion de que para San Juan todo el misterio de la Pascua de Cristo es misterio de glorificacion; de esa manera cuando hablamos de la cruz cosmica y de pasion y muerte de Jesus, nos fijamos en Jesus que esta vivo, es decir, que murio y esta vivo para siempre (19). La glorificacion de Jesucristo es, efectivamente, el designio que Dios tenia para el ser humano. Este designio fue realizado cuando Cristo rescato y divinizo en su humanidad al ser humano (20).

La dimension profetica del acontecimiento de la cruz, en continuidad con la persecucion de los profetas del Antiguo Testamento, tiene la misma marca del sufrimiento, del dolor, de la incomprension. Pero, en discontinuidad con el tema veterotestamentario del sufrimiento de los profetas, nos encontramos con que Jesus, profeta por excelencia, al morir da sentido salvador a su propia muerte y resucita. Jesucristo, a diferencia de Moises, no solo ve a la tierra prometida y muere, sino que entra en ella en su resurreccion, como un nuevo Josue. Mas aun, el profetiza su muerte juntamente con su resurreccion (cfr. Mt 20,17-19). En efecto, nosotros no podriamos entender los acontecimientos pascuales de Cristo sin implicarlos mutuamente.

1.3. Golgota: manifestacion de la colera y del amor de Dios

<<El misterio de colera y de amor, terrible y conmovedor, nos lo muestra la Iglesia en la tarde del Viernes santo. El Golgota es el lugar en donde la colera y el amor manifiestan a la vez toda su intensidad>> (21).

Esa afirmacion, chocante a primera vista, debe ser bien entendida en el marco de la teologia de nuestro autor en la que encuentra su explicacion cada uno de los conceptos de manifestacion, colera y amor.

En la cristologia de nuestro autor, la pasion de Cristo aparece en conexion con el drama de la cultura moderna, presentando la solucion que viene de Dios a los hombres. Un mundo sin Dios es un absurdo, pero tambien lo es --sigue Danielou-- intentar, por ejemplo, justificar a Dios desde nuestro concepto de justicia, ante las grandes catastrofes naturales y ante el sufrimiento de los inocentes. Nuestro autor utiliza, para explicar su pensamiento, una categoria bilica desconcertante a primera vista: la colera de Dios. Danielou descubrio que la colera de Dios es una exigencia que brota de la intensidad absoluta de vida que hay en Dios. Esa <<exigencia intima>>, esa <<colera>>, es la expresion de la incompatibilidad entre la vida y la muerte, entre la vida y el pecado. Es justamente en el fondo de esa intensidad vital donde encontramos el amor (22).

Nuestro autor nos muestra esa perspectiva, por ejemplo, al comentar el cantico de Habacuc. Danielou se fija en el versiculo, <<aun en la ira acuerdate de tener compasion>>, (Hab 3,2). En el texto <<ira>> es sinonimo de <<colera>> (23). Al fijamos en la letra del texto --anota nuestro teologo-- nos damos cuenta de que no se dice que Dios tiene compasion en lugar de quedarse airado, sino que en medio de su colera Dios tiene compasion. Dios --que permanece siempre transcendente, santo, exigente, vida-- es tambien amor. Colera y amor son, aunque dificiles de conciliar desde la razon humana, dos aspectos esenciales del ser divino. Nuestro autor, aunque cite la conocida respuesta teologica de que en Dios esos dos atributos se identifican, pero que nosotros los distinguimos por la manera de proceder de nuestra mente, procura profundizar desde esa perspectiva, teniendo en cuenta el peso que esa palabra tiene. No le satisface dar una respuesta teologica tradicional que tranquilice el espiritu humano, sino que quiere ver si se puede ir mas al fondo de la cuestion. En ese camino se da cuenta de que el misterio de colera y de amor se manifiesta, a un tiempo, con una crudeza sin par en la pasion de Cristo; colera y amor se abrazan en la pasion del Senor (24).

Al tratar el tema biblico de la colera de Dios en conexion con otro que esta en el corazon de la economia de la salvacion, es decir, la pasion de Cristo, podria dar la impresion de que se esta apoyando, aunque indirectamente, una especie de sustitucion penal en la que Cristo apareceria como alguien ajusticiado por la colera de Dios (25). Mas aun, nos extrana que esa terminologia aparezca en alguna obra de nuestro autor: Cristo, sustituyendo (se substituant) a la humanidad pecadora, toma sobre si el peso de la colera de Dios (port le poids de la colere de Dieu) y, de esa manera, los que creen en el y se dejan marcar por su sangre seran perdonados (26). No obstante, en el contexto en que se hace esa afirmacion se entiende perfectamente que nuestro autor esta trabajando con las analogias biblicas y, mas concretamente, con la tipologia de Israel en la pascua.

Del cordero inmolado, se tomaria la sangre con la cual se debia untar <<el dintel y las dos jambas>> (Ex 12,22). A causa de ese signo, es decir, <<cuando vea la sangre en el dintel y en las dos jambas, el Senor pasara de largo sobre vuestras puertas y no permitira al exterminador entrar en vuestras casas para herir>> (Ex 12,23). Citado el pasaje biblico y establecido el contexto, la tipologia nos muestra la continuidad y la discontinuidad de Cristo con el cordero de la pascua de Israel. De ese modo, la sustitucion debe ser entendida como vicariedad: Cristo era absolutamente inocente y, por lo tanto, no ofrecio su vida en reparacion de pecados propios; la entrego, en cambio, como expiacion por los pecados de los demas hombres, sus hermanos. Al unirse misteriosamente a todo hombre, Aquel que no conocio el pecado fue hecho pecado (cfr. 2 Cor 5,21); tomo sobre si amorosamente nuestra historia hasta tal punto que, sin haber pecado, el pecado le afectaba; nuestros pecados eran, en cierto modo, pecados del Cordero santo e inmaculado en atencion a nuestra union con El, y su satisfaccion era tambien, en cierto sentido, nuestra satisfaccion (27).

Tipologicamente hablando, la pasion de Cristo se manifiesta con distintos trazos que no se agotan por si mismos y se completan mutuamente. Si la entendemos en relacion a la tipologia de Adan, Cristo es el nuevo Adan, la humanidad concreta que representa a la humanidad universal; la muerte de Jesus es reparacion por el pecado del primer Adan y por todos los pecados. Desde la tipologia de Noe, Jesus aparece como el justo que es salvado por su Padre, pero a la vez como instrumento de salvacion y del surgimiento de la nueva humanidad que es fruto de su misterio de cruz. Desde la tipologia de Israel y, mas en concreto desde la tipologia del cordero pascual toma cuerpo una teologia de la <<sustitucion>>, pero entendida correctamente.

Cristo, cordero inocente, carga con los pecados del mundo. La colera de Dios ya no destruira al mundo pecador, porque Cristo tomo sobre si el peso de esa colera. A partir de entonces, todos los que crean en Cristo y sean marcados con su sangre seran perdonados. Cristo, como Dios, une la colera y el amor; en cuanto hombre, lleva como cordero inocente el peso de la colera, expresion de una intensidad de vida que es Dios mismo en su misterio de amor (28).

En las manifestaciones prodigiosas en torno a la muerte de aquel galileo condenado a la verguenza de la cruz se puede ver el estremecimiento del cosmos: terremoto, tumbas que se abren, muertos que resucitan (cfr. Mt 27,51-54). Todos esos signos manifiestan, de alguna manera, la sanacion de los hombres y del cosmos. Existia como un nudo entre la colera y el amor que no terminaba de desatarse; en la cruz este nudo se desata puesto que aquello que aparece como una obra de la ira es, en verdad, una obra del amor, pero sin dejacion alguna en las exigencias del amor. En efecto, Dios toma en serio al ser humano y sus acciones. Es exactamente ese tomarse en serio las miserias del hombre por parte de Dios, por un lado, y su amor al entregar su Hijo, por otro, el punto donde se unen colera y amor. El misterio veterotestamentario de la colera de Dios se soluciona en el misterio del amor de Dios y, mas en concreto, en la cruz. Ese misterio de amor, manifestado en el Antiguo Testamento, llega a su cima en la nueva alianza, con el misterio pascual de Jesucristo. La justicia de Dios --como se apuntaba anteriormente-- es benevolencia hacia el hombre. Y en la cruz se ve exactamente eso: la colera se muestra como amor, como vitalidad que sale al encuentro del hombre y le sana desde lo mas intimo, pero no solamente al ser humano, sino tambien a todo el cosmos. Los rayos que salen de las llagas de Cristo alcanzan a todo el universo, renovandolo. Segun Danielou, en el corazon del misterio pascual se encuentra la liberacion, en analogia con lo que paso en la pascua de Israel (29).

Asi como Israel, con los egipcios por detras y el mar por delante, se encontraba en una situacion desesperada, de manera semejante, en la muerte de Cristo se da una situacion en la que parece que toda la esperanza ha terminado y que el sol se ha puesto definitivamente, dado que ya no se sabe mas que hacer. Los discipulos de Emaus son la prueba de esa falta de esperanza: <<nosotros esperabamos ...>> (Lc 24,21) (30).

Pero asi como surgio Moises con su cayado, Cristo surge de la region de la muerte con su cruz gloriosa y, habiendo vencido a todos los poderes del mal, libera al hombre de su situacion desesperada para que cante al otro lado del mar el cantico nuevo de los rescatados no ya del poder de Egipto, sino de los males mas profundos que aquejaban al ser humano, es decir, el pecado, la muerte y el demonio. De hecho, el Apocalipsis, despues de la victoria sobre los enemigos de Dios, reproduce el cantico de la victoria de manera resumida: <<Grandes y maravillosas son tus obras, Senor, Dios Todopoderoso; justos y verdaderos tus caminos, !oh Rey de las naciones!>> (Ap 15, 3-4). La Iglesia canta ese himno en las visperas de los viernes, justamente despues de hacer memoria de la Cruz victoriosa de Cristo (31).

2. EL ESTADO GLORIOSO DE LA UNICA HUMANIDAD DE JESUS
      Debemos <<reconocer que el Verbo vino realmente en la carne y que
   la carne, a su vez, ha sido vivificada realmente por el Verbo.
   Hemos de mantener siempre la continuidad rigurosa entre el Jesus de
   la historia y el Cristo de la fe, dos estados de la unica humanidad
   de Jesus>> (32).


La encarnacion y la resurreccion son, segun nuestro autor, el resumen del misterio del Hijo de Dios: es Dios que viene al hombre y el hombre que va hacia Dios (33).

La resurreccion de Jesus es accion trinitaria que se enmarca en la historia de la salvacion y tiene dimensiones universales. Esa afirmacion pertenece al lenguaje critiano. Es necesario, sin embargo, subrayar que la resurreccion de que se habla no es puramente espiritual sino que goza de historicidad y, al mismo tiempo, es la raiz de la resurreccion de la carne.

Danielou dedico un libro a ese misterio fundamental y central de la fe, La Resurrection (1968), para defender la realidad historica de la resurreccion de Cristo y la resurreccion escatologica de nuestros cuerpos. El autor queria hacer frente a dos objeciones: 1a) la de alguna exegesis de aquel entonces segun la cual los evangelios son solamente testimonios de la fe de la comunidad primitiva sin una real historicidad; 2a) la de algunas filosofias que tenian por miticas las consideraciones en relacion al mas alla (34).

La resurreccion de Cristo afecta al bautismo que nos hace pasar de la muerte a la vida poniendonos al servicio del Reino, y a la resurreccion final de nuestros cuerpos. La reflexion sobre el misterio de la resurreccion nos llevara de la mano al misterio del ser humano en el designio de Dios. Resurreccion y escatologia son misterios profundamente relacionados entre si.

La resurreccion es la glorificacion de la entera humanidad de Cristo. Se trata de una realidad historica y misterica, con relacion al espacio y al tiempo y que, a la vez, es fuente de donde nos vienen la gracia y la santidad (35). Jesus, al penetrar en el abismo del mal, rescato al ser humano destruyendo el pecado en su raiz y, consecuentemente, destruyendo tambien la muerte (36).

Para Jean Danielou, toda la vida de Cristo es historica y misterica a un tiempo (37). No hay, por tanto, que separar la vida de Cristo en dos bloques: una parte que sena la historica, desde la encarnacion hasta la muerte, y una parte que perteneceria al campo de la fe, es decir, desde su resurreccion hasta la ascension. Nos parece mas coherente una logica absoluta: o se acepta todo o no se acepta nada. En el caso de la resurreccion, si se niega que la resurreccion es historica tambien se podria negar que lo anterior a la resurreccion pertenezca al misterio; pero si asi fuera, solo tendria sentido hablar de Cristo como un gran personaje al mismo nivel que Buda, Confucio, Mahoma, etc. Pero, llegados a ese punto, la fe cristiana ya no tendria sentido. Dicho afirmativamente, si lo anterior a la resurreccion es misterico, lo posterior a ella puede ser historico, y lo es. Las dos afirmaciones son verdaderas. Aunque la resurreccion no sea accesible a la comprobacion metodologica del historiador, hacen falta por lo menos algunos hechos comprobables que apoyen al otro hecho historico no comprobable. Y los hay: la tumba vacia y las apariciones del Resucitado 38.

Para un judio fariseo de la epoca de Cristo, la <<resurreccion>> designaba una accion divina en la cual Dios hace que el hombre entero, cuerpo y alma, retorne a la vida, siendo entonces signo de que ha llegado el tiempo mesianico. La anastasis de Jesus anade algo a lo anterior en el sentido de que se trata de un pasaje a una nueva vida, que es incorruptible, y es el acontecimiento mas importante de la historia de la salvacion (39). Sin embargo, los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo no creyeron que la tumba de Jesus estaba vacia porque el habia resucitado sino porque el cuerpo de Jesus habia sido robado. La otra explicacion del porque la tumba estaba vacia es la del angel, que puede ser aceptada si se tiene fe: <<buscais a Jesus Nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no esta aqui" mitad el lugar donde lo colocaron>> (Mc 16,6).

La fe en la resurreccion no es un producto de la fe de los primeros, es decir, no se puede explicar como una especie de actitud de los apostoles ante la gran decepcion que habian tenido respecto a su Mesias. El evangelio va por otros senderos, como muestra la incredulidad de Tomas (40): Cristo aparece a los que no creen todavia. Por la resurreccion, el cuerpo de Cristo no se quedo en la tumba, sino que fue vivificado por el poder de Dios (41).

La fe no es condicion de las apariciones. Como se ha dicho, los relatos de la resurreccion transmiten hechos que caena la vez bajo los sentidos y se encuentran en el campo del misterio. Los testigos de la resurreccion, los apostoles del Senor, son testigos no porque hayan creido en el Senor, sino porque le vieron; en este sentido su testimonio es fundamento de nuestra fe. La fe de los testigos se manifiesta en el hecho de que reconocen que la realidad sensible, objeto de la historia, es expresion de una accion divina, objeto de la fe (42).

Pero, si se trata de un hecho sensible, ?por que restringirlo solamente a sus discipulos? (cfr. Hch 10,41). Sin argumentar demasiado, Danielou se limita a afirmar la voluntad de Jesus de que asi debia de ser, a la vez que hace ver que ello nos lleva a descubrir el sentido de las apariciones: los apostoles --que serian los grandes predicadores del Kerygma, en el cual la resurreccion ocupa un lugar esencial-- debian tener certeza de la resurreccion. Es verdad que los Apostoles comprenderian la grandeza del valor salvifico de la resurreccion solamente con la venida del Espiritu Santo en Pentecostes y, no obstante, era muy importante que los hechos quedaran claros para ellos y, de esta manera, testimonien --en el poder del Espiritu-- solamente lo que han visto y oido (cfr. Hch 4,20) (43).

Otros testigos de la resurreccion fueron los angeles y las mujeres. En relacion a los angeles, nuestro autor afirma que ellos son mas bien, en el momento de la exaltacion del Senor, los intermediarios a traves de los cuales llega la revelacion del misterio de la resurreccion (44). Cambia el numero y la posicion de los angeles en los relatos, pero el hecho convergente es que aparecen angeles que anuncian la resurreccion. Es interesante tambien observar que mientras Mateo da una gran importancia a la accion angelica, Juan la reduce al minimo para concentrar todo en Cristo (45).

En relacion a las mujeres que fueron testigos de la resurreccion, lo primero que hay que notar es que Jesus, durante su ministerio, ademas del grupo de los Doce, se habia hecho seguir por un grupo de mujeres (cfr. Lc 8,2). Ese grupo de discipulas era paralelo al de los Apostoles. Asi como Pedro hacia cabeza en el grupo de los Doce, Maria Magdalena lo hacia en el grupo de las mujeres. Desde luego que el paralelismo no es de identidad ya que el grupo de Apostoles tiene la fuerza de ser testigos con la finalidad de fundamentar la fe cristiana (46), lo cual no pasa con el testimonio de las mujeres. Los apostoles nos dan la Tradicion oficial, las mujeres se enmarcan en lo que Danielou llama <<la tradicion misticas>. Esta ultima viene desde Maria Magdalena, pasando por las santas Catalina de Siena y las Teresas y llega hasta nuestros dias a traves de las mujeres con una fuerte experiencia de Dios (47).

Los discipulos de Jesus conocen su resurreccion por una experiencia constatable, pero tambien por una revelacion y por la fe. En definitiva, la resurreccion no es producto de una supuesta fe que se invente los hechos. Estos estaban delante de ellos, la tumba estaba vacia y el Senor se les aparecio varias veces. Sin embargo, no bastan los hechos, hacen falta las palabras que interpreten esos gestos. En efecto, son los angeles los que explican lo que estaba dado en las acciones. Este proceso de comprension sera potenciado con la venida del Espiritu Santo en Pentecostes (48).

La resurreccion se enmarca, por tanto, en la historia de las actuaciones de Dios en favor de los hombres y se hace presente en nuestra historia actual con una doble dimension: historica y misteriosa. La historia sagrada continua en la Iglesia, que es donde Dios sigue actuando para salvamos. Los cristianos participan de la resurreccion en la Iglesia, en sus sacramentos y, en los ultimos tiempos, participaran de ella en su carne, lo que la fe de la Iglesia llama resurreccion de la carne.

3. LA ASCENSION Y EL TIEMPO DE LA IGLESIA

Con la ascension de Jesucristo se consuman los misterios de su glorificacion, y a partir de entonces, cumplidas todas las promesas de Dios, solo queda un ultimo misterio por realizarse, su venida gloriosa (49). Entre el fin ya adquirido -con los misterios de la primera venida de Jesucristo--y la manifestacion total de ese fin--la segunda venida del Senor--hay, sin duda, una relacion centrada en la gloria a Dios que Cristo da al Padre en el cielo, y en la gloria que le damos a Dios los hombres a traves, especialmente, del apostolado. En definitiva, el apostolado es la razon del tiempo presente, se trata del misterio de la salvacion de todos y de cada uno de los hombres de una manera manifestativa, personal, libre y eficaz.

<<Nosotros vivimos en medio de un gran misterio que buscamos saborear por la contemplacion, el de vivir para el apostolado: este misterio es el de la evangelizacion, que se extiende desde la ascension hasta la Parusia, entre el ascendit ad codos del Credo y el unde venturus est, entre el sentarse de Cristo a la derecha del Padre y su vuelta al final de los tiempos>> (50).

La ascension es un momento muy importante para la teologia cristiana de la historia, con la misma importancia, dentro de sus peculiaridades, que todos los demas misterios de la vida del Senor. Entre ascension y parusia hay un espacio de tiempo, el tiempo de la Iglesia.

3.1. Dimension cosmica de la Ascension

Finalizados los misterios de la vida terrestre de Cristo, continua el misterio de gloria en la ascension, contrapartida de la encarnacion. En la encarnacion, el Verbo vino a buscar la oveja que se habia perdido, es decir, la humanidad; en la ascension, el Verbo encarnado llevo consigo esa oveja y la introdujo en el paraiso. El hombre entra, de esa manera, en las esferas de la vida divina. La ascension es, ademas, la contrapartida de la cruz en el sentido de que en la cruz el Hijo glorifica al Padre y, en el Hijo, toda la humanidad le glorifica; en la ascension el Padre glorifica al Hijo y, en el Hijo, a toda la humanidad. El misterio pascual del Senor, dentro de esa cristologia de la historia, es verdaderamente cosmico, universal no solo a nivel de la humanidad, sino tambien de toda la creacion (Flp 2,9-11) (51).

J. Danielou consideraba que en su tiempo el misterio de la ascension todavia habia sido poco profundizado en el discurso teologico. La reflexion de Danielou se basa en los textos paulinos, especialmente Ef 1,15-23, y en los relatos evangelicos de la ascension (cfr. Mt 28,16-20; Mc 16,19-20; Lc 24,50-53), fijandose en la conexion entre la ascension y el mandato misional. El texto de Efesios, especialmente los versiculos 20-23, muestra, entre otras cosas, la universalidad del Cristo glorioso sentado a la derecha del Padre. Hay una continuidad entre la dimension cosmica de la Cruz y la de la ascension, puesto que hay una gran unidad en el misterio pascual del Senor. El Cristo glorioso extiende a todos sus miembros la gracia que recibe su humanidad como gloria. En la Ascension es instituido el misterio del cuerpo mistico, enviado a continuar la obra de Cristo en medio de todas las resistencias temporales al mensaje del Evangelio (52).

En el libro Le mystere de l'Avent, Danielou explica que existe un drama en las entranas de la historia. Ese drama consiste en que las acciones de Dios encuentran resistencias por parte de algunas personas, religiones e instituciones que procuran mantener un orden antiguo de cosas cuando ya existe un orden nuevo, Cristo (53). Junto al drama de la historia, nuestro autor habla del drama humano y del drama espiritual: lo que ocurre en la historia universal es preparacion de la historia de Israel, que a su vez prepara la historia de la Iglesia y, en la Iglesia, cada cristiano vive una preparacion hacia la consumacion definitiva (54). Al contemplar su propia humanidad glorificada en Cristo, los cristianos podran entender mejor la importancia de no resistir a la accion de Dios en sus vidas y buscaran, a traves del apostolado, ser instrumentos de la accion divina para quitar los obstaculos a esa misma accion salvifica de Cristo en las almas.

Para que se vea todavia mas clara la fuerza totalizadora del misterio pascual del Senor, Danielou afirma que si existiesen seres en algun otro lugar del espacio, sin duda alguna esos seres no se encontrarian al margen de la salvacion que Cristo realizo en la tierra. Se trata de una clara afirmacion de la centralidad, no cosmologica, pero si teologica de la tierra a causa de lo que acontecio en ella (55).

3.2. El misterio de los diez dias

Nuestro autor se pregunta que ha pasado en los dias que trascurrieron entre la ascension y pentecostes (56). La Escritura apenas nos dice algo: una nube se interpone entre Jesus y los suyos que quedan en la tierra, se elige a Manas para completar el colegio apostolico y los discipulos permanecen en oracion en compania de la Madre de Jesus. Ese <<misterio de los diez dias>> hay que contemplarlo, segun Danielou, como un pequeno tiempo de adviento, de espera de la efusion del Espiritu donde se consumara la obra de Jesus con la nueva creacion que empezo a surgir en la encarnacion y se manifesto en Pentecostes. Mientras tanto en el cielo se instaura la liturgia celeste, pues el Hijo encarnado y glorioso suplica al Padre el envio del Espiritu Santo. Danielou funda su perspectiva teologica en varios textos de la Escritura que hablan de Cristo en el cielo como nuestro intercesor--Jn 14,2-3; 14,16; Flp 2,10; Heb 9,24; Ef 1,23; 4,10-11; y Ap 4,10--y, en definitiva, pidiendo al Padre el Espiritu Santo para nosotros.

El misterio de los <<diez dias>> es un misterio de silencio, el misterio de la oracion de Cristo glorificado a su Padre como sacerdote eterno: <<exaltado, pues, a la diestra de Dios, y recibida del Padre la promesa del Espiritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y ois>> (Hch 2,33), afirma Pedro en su discurso el dia de Pentecostes. Cristo siempre tiene el Espiritu Santo. El esta siempre lleno del Espiritu Santo por su comunion trinitaria, por su encarnacion por obra del Espiritu Santo y tambien porque lo recibio en el Jordan a la hora de empezar su ministerio publico.

Pero, en esos diez dias se concede a Jesucristo una nueva donacion del Espiritu en el sentido de que el recibe ese don del Espiritu como jefe de la Iglesia, como su cabeza, para en seguida derramarlo sobre su Cuerpo Mistico, la Iglesia (57). Cristo suplica al Padre el don del Espiritu en calidad de sacerdote eterno y, siendo sacerdote en su humanidad, dona el Espiritu Santo a los hombres. De hecho, el Senor hizo ver la necesidad de que el se fuera al cielo para que viniera sobre ellos el Espiritu Santo: <<yo os digo la verdad: os conviene que me vaya, porque si no me voy, el Paraclito no vendra a vosotros. En cambio, si yo me voy, os lo enviare>> On 16,7). Desde la humanidad glorificada de Jesus el Espiritu Santo vino sobre la Iglesia todavia en su fase de constitucion.

La Iglesia, fundamentada en Cristo y por el fundada, encuentra en esos diez dias un momento de silencio semejante al silencio anterior a la creacion. Esta surgiendo, desde la encarnacion, una nueva creacion. Esta nueva creacion se encuentra completamente perfecta en la humanidad de Cristo, pero se halla en proceso en la Iglesia instituida por Cristo y que se encamina hacia la escatologia; cada uno de los miembros de la Iglesia in terris se encuentra en proceso hacia la escatologia, cada bautizado ya tiene vida nueva, pero todavia no se ha realizado completamente lo que sera (cfr. 1 Jn 3,2). Esos diez dias terminan exactamente con la accion poderosa del Espiritu, con la efusion sobre la Iglesia naciente, fundamento de todas las futuras efusiones, cuya causa es el misterio de la sessio ad dexteram Patris. Este es el misterio de la humanidad de Cristo que, en las esferas de la Trinidad, permanece como instrumento de santificacion de los seres humanos y como fundamento de la continuacion de la historia de la salvacion, que se consumara con la Parusia (58).

3.3. Cristo: el sentido del tiempo presente

Segun nuestro teologo la expresion <<hapax>> (cfr. Heb 9,12.24-26) (59) de la carta a los Hebreos es muy importante para la teologia de la historia: de una vez por todas, irreversiblemente, la humanidad entro -en el dia de la ascension--en la esfera de Dios. De este modo, el sentido de la historia se vio realizado en la glorificacion de la humanidad (60). El hecho de que ya estemos en el fin de los tiempos resulta una lectura muy interesante a la hora de pensar en la Parusia o segundo Adviento del Senor.

Aunque ya hayamos llegado al final de los tiempos, hace falta distinguir entre la adquisicion de la salvacion y su realizacion o manifestacion definitiva. Ahora vivimos una edad del mundo que coincide con su fin, la edad de la salvacion adquirida irreversiblemente por Cristo para toda la humanidad; despues vamos a vivir la plena manifestacion que ya poseemos en prenda (61).

El tiempo en el que vivimos nosotros continua siendo la misma historia salutis, pues Dios continua realizando mirabilia en la Iglesia analogas a las que siempre hizo, pero ahora a traves del anuncio de su Palabra y de los sacramentos. Ese tiempo es tambien el tiempo de la paciencia de Dios, en analogia a lo que paso en el Antiguo Testamento (62). La diferencia es que Israel esperaba al Mesias, y nosotros esperamos la segunda venida de este Mesias. Vivir en el tiempo de la realizacion, pero no de la plena manifestacion que dara sentido a nuestra epoca, nos pone directamente en una tension escatologica que es tambien tension misional.

<<Esa total restauracion de la consagracion a Dios, que se verifico de una manera absolutamente completa en la humanidad de Cristo, de suerte que la humanidad de Cristo agota todas sus posibilidades, viene a reabsorber todo el resto de la creacion, puesto que ella no se consuma en la humanidad personal de Cristo sino para hacer de esa humanidad aquello en lo que todo lo restante sera igualmente consagrado. Y ese desenvolvimiento, ese alargamiento a la creacion entera de esa soberania de Dios, que el Verbo restablece en su propia humanidad, representa la totalidad del designio de la Iglesia hasta que "todos sus enemigos sean colocados bajo sus pies", esto es, hasta que la totalidad de la creacion sea de algun modo constituida en la prolongacion de la humanidad del Verbo que se convierte como en su centro. En ese sentido seran tambien todas las cosas nuevamente insertadas en la humanidad de Cristo y por tanto vivificadas; en ese momento el designio de Dios sera definitivamente realizado>> (63).

Situar la humanidad de Cristo como centro de referencia para toda la creacion y hablar de la prolongacion de esa humanidad hasta <<que Dios sea todo en todo>> (1 Cor 15,28) es una clave de interpretacion de las acciones de Dios en el hoy de la Iglesia, en su sentido cristologico y misional. Las mirabilia Del en la Iglesia--principalmente el anuncio de la Palabra y los Sacramentos--ya se encuentran, por tanto, totalmente definidas por el acontecimiento de Cristo, giran en torno a el, que todo lo atrae hacia si mismo, y prolongan su fuerza hacia todas las dimensiones del universo. En efecto, Jesus habia dicho a los suyos al anunciar que seria glorificado a traves de su muerte: <<Y yo, cuando sea levantado de la tierra, atraere todo hacia mi>> On 12,32) (64). Cristo como centro, al irradiarse a si mismo hacia todos los lados, <<prolonga>> su humanidad haciendo que su gracia sea participada y, de esta manera, va sometiendo todo al imperio divino.

Dios nos ha concedido un tiempo para que extendamos su reinado. En este sentido, nuestro autor afirma que el punto de partida para el apostolado no es la necesidad para la salvacion, sino el amor de Dios en el corazon del cristiano: un cristiano que ama a Jesucristo sufre cuando no ve a su Senor todavia conocido y amado en el mundo. El apostolado es, para nuestro autor, una exigencia del amor. De ahi que, para que surjan deseos de evangelizacion, hace falta el espiritu de contemplacion y de alabanza; del conocimiento y del amor a Dios surge en nosotros la urgencia de la que habla San Pablo: <<el amor de Cristo nos urge, (2 Cor 5,14) (65).

Danielou se opone a una espiritualidad misionera antropocentrica en donde el punto de partida es el hombre, se le ama y se trabaja por el. Su oposicion se justifica porque desde ese punto de vista la urgencia de la mision podria ser olvidada. En efecto, si todos nos preocupamos por el hombre a causa del hombre, surge la lucha para que cada persona tenga su parte a todos los niveles, pero ante las pocas fuerzas del ser humano y las miserias del mundo presente, se podria sencillamente desfallecer a causa de las grandes necesidades de la humanidad. Se trataria de un humanismo extendido cuya fuente seria el propio hombre. Danielou afirma que la urgencia de la mision puede ser bien vista solamente desde el amor a Dios y a su Cristo. La contemplacion nos lanza a la mision. Nuestro autor explica que el cristiano que contempla, que conoce y que ama a Jesucristo, se da cuenta de que la unica manera de darle gloria es a traves del apostolado. En efecto, esta claro que el cristiano no puede dar gloria a Dios en el sentido de aumentar su gloria interior, sino solamente darle gloria para aumentar su gloria exterior. En el intento por trabajar por la gloria de Dios, el cristiano percibe que debe ser apostol, debe hacer apostolado, que hay una urgencia interior que va al encuentro de las necesidades exteriores. A traves del apostolado el cristiano puede probar que su amor a Dios es autentico (66).

Asi como todo lo que Jesucristo queria era dar gloria a su Padre cumpliendo su designio de salvacion, asi tambien el cristiano desea dar gloria a Dios cumpliendo el plan de salvacion pensado por Dios para la historia presente (67).

Hay en la obra de nuestro autor una teologia de la profecia que fundamenta su teologia de la historia. En esa perspectiva, Jesucristo es visto como el Profeta esperado que, desde el seno del Padre, revela a la vez que es revelacion (cfr. Jn 1,18). Segun nuestra manera de ver, esa teologia de la profecia, en su tension escatologica, se convierte en teologia sacerdotal. Es decir, la perspectiva de <<Cristo profeta>> queda sustituida por la de <<Cristo sacerdote>>. De esta manera, de una theologia gratiae pasamos a una theologia gloriae, una teologia de la gloria de Dios que los discipulos de Cristo buscan ya aqui en la tierra y que se alcanza plenamente en el cielo. Eso es asi porque--como afirma Danielou--en el Verbo encarnado <<podemos de nuevo volver al Padre "todo honor y toda gloria", es decir, convertirnos en sacerdotes del sacerdote unico, realizar tambien nosotros la accion sacerdotal que es la accion por la que referimos todas las cosas a Dios dandole gloria y glorificandole con nuestro mismo ser>> (68).

A MODO DE CONCLUSION

Danielou posee un pensamiento vigoroso en torno al misterio pascual de Jesucristo que destaca por aprovechar lo mejor de la teologia contemporanea e insertarlo en su propia vision historico-salvifica. El realismo que se encuentra en las reflexiones de Danielou en relacion al misterio pascual nos ayuda a entablar un dialogo con el hombre de todos los tiempos, y especialmente con el contemporaneo. Es logico: el misterio mismo de la pascua del Senor es de un realismo impresionante que se manifiesta especialmente en su pasion y muerte de cruz. Nuestro autor se da cuenta del drama que el Hijo de Dios experimenta y proyecta esa situacion a toda la humanidad y a cada una de las personas.

El drama que, segun Danielou, se ha dado en toda la historia de la salvacion, y que consiste en una dificil aceptacion de los planes de Dios para con la humanidad, llega a su punto mas alto en la pascua de Jesucristo, porque Jesus vive en su carne el drama de todos y de cada uno de los seres humanos.

La universalidad de la salvacion obrada por Jesucristo le sirve a Danielou para subrayar todavia mas el apostolado cristiano. La extension de la cruz hacia todos los lados deberia ser estimulo para el apostolado de cada cristiano en sus ansias de extender la cruz de Jesus por todas partes. El cristiano, en su mision profetica, podra encontrarse con dificultades, sin excluir el martirio, el testimonio supremo de la fe. Si esto ocurriera, el seguidor de Jesus estaria andando por el camino de todos los profetas del Antiguo Testamento, pero principalmente estaria en el camino de Jesus, el martir por excelencia de los designios salvificos del Padre. Dios, en su infinito amor y en su vida infinita, manifiesta esa intensidad de vida y de amor en la cruz.

Bibliografia

BOULGAKOF, S., Du Verbe Incarne (Agnus Del), Paris: Aubier, 1943.

COSTA, F., <<Conversao e drama. Alguns aspectos da teologia da conversao de Jean Danielou>>, en LOPES, M. I. (org.), Revista da Faculdade Catolica de Anapolis: comemorando os 15 anos de inicio das atividades da Faculdade Catolica de Anapolis, Goiania: Kelps, 2011, 111-126.

DE LA POTTERIE, I., <<L'evangile selon saint Jean>>, introduction en BOUQUET, S. (trad.), L'Evangile selon Jean explique par les Peres, Paris: Desclee de Brouwer, 1985.

DE LAVALETTE, H., Recension de <<Approches du Christ>>, Recherches de science religieuse 49 (1961) 119-121.

FONTAINE, J. (dir.), Actualite de Jean Danielou, Paris: Cerf, 2006.

FREI, E, Mediation unique et tranfiguration universelle--Themes christologiques et leurs perspectives missionaires dans la pensee de J. Danielou, Berne: Peter Lang, 1981.

HERRERA, J., Cristo exaltado en la Cruz: exegesis y teologia contemporaneas, Pamplona: Eunsa, 2012.

IZQUIERDO, C., Introduccion, en DANIELOU, J., Dios y nosotros, Madrid: Cristiandad, 2003, 9-36.

LABOURDETTE, M., <<Le mystere de l'histoire>>, recension, Revue Thomiste 53 (1953) 579-586.

LEBRETON, J., Recension de <<Platonisme et Theologie mystique. Essai sur la doctrine spirituelle de saint Gregoire de Nysse>>, Recherches de science religieuse 33 (1946) 249-251.

LUTERO, M., In epistolam S. Pauli ad Galatas Commentarius, (1531) 1535, en AUSGABE, W., D. Martini Luthers Werke--kritische gesamtausgabe, 40, Graz: Akademischen Druck--u. Verlagsanstalt, 1911.

OCARIZ, E, MATEO-SECO, L. F. y RIESTRA, J. A., El misterio de Jesucristo, 3 ed. Pamplona: Eunsa, 2004.

RENARD, P., Colere, en VIGOUROUX, F. (dir.), Dictionnaire de la Bible, II, 1, C, Paris: Letouzey et Ane, 1899, 833.

RENARD, P., BOUYER, L., CONGAR, Y. y DANIELOU, J., Notre Foi, Paris: Beauchesne, 1967.

SIERRA, J. A., La tipologia en Jean Danielou (1905-1974), Roma: Pontificia Universitas Sanctae Crucis, 2010.

STALIN, W., [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII], en KITTEL, G. y FRIEDRICH, F., Grande lessico del Nuovo Testamento, I, MONTAGNINI, F. y SCARPAT, G. (ed.), Brescia: Paidea, 1965, col. 1019-1025.

VALENTINI, D., La teologia della noria nel pensiero di Jean Danielou, Roma: Editrice Corona Lateranensis, 20, 1970.

RECIBIDO: 9 DE FEBRERO DE 2012 / ACEPTADO: 27 DE MARZO DE 2012

Francoa COSTA

Faculdade Catolica de Anapolis

Anapolis. Brasil

[email protected]

(1) FREI, F., Mediation unique et transfiguration universelle - Themes christologiques et leurs perspectives missionaires dans la pensee de J. Danielou, Berne: Peter Lang, 1981, 474 pp. El autor ofrece una bibliografia muy completa, de 122 paginas, de las que 58 se refieren a la obra de Danielou, a la cual remitimos. Para las ideas que destacaremos, sirvan como referencia el prefacio y las conclusiones a cada una de las partes de la tesis de Frei.

(2) En general, se ha suscitado un renovado interes por el pensamiento de Danielou. En Espana, Dios y nosotros fue reeditado en 2003, como primera obra de la coleccion <<Clisicos del siglo XX>>, editada

por Cristiandad. El libro contiene una larga introduccion de C. Izquierdo en la que justifica la insercion de Danielou entre los clasicos del siglo XX. El siguiente texto servira para demostrar lo que lo que queremos decir: ,da presentacion que Danielou hace de la fe y de la revelacion ofrece explicaciones que hoy forman parte de la doctrina comunmente aceptada. Pero es necesario tener en cuenta la fecha en que fue escrita para hacerse cargo de lo que suponia esa forma de afrontar los temas clasicos de la revelacion de Dios y de la fe con la que el hombre responde. Con sencillez, sin establecer tensiones con la forma tradicional de presentar la fe como asentimiento, Danielou afirma que la "la fe se refiere esencialmente a hechos divinos". La revelacion entonces forma parte de la historia de la salvacion,, (C. IZQUIERDO, Introduccion, en DANIELOU, J., Diosy nosotros, Madrid: Cristiandad, 2003, 31-32). Aun sobre la actualidad de nuestro autor: cfr. FONTAINE, J. (dir.), Actualite de Jean Danielou, Paris: Cerf, 2006; SIERRA, J. A., La tipologia en Jean Danielou (1905-1974), Roma: Pontificia Universitas Sanctae Crucis, 2010. Ademas, la Facultad de Teologia y de Ciencias Religiosas del Insututo Catolico de Paris ha promovido, en 2009, <<La Chaire Jean Danielou>>, una Catedra creada porque el Insututo esta convencido de que <<aujourd'hui encore, l'interrogation interdisciplinaire des grands corpus patristiques, durnent resitues dans le contexte pluriculturel et plurireligieux de leur epoque, prolonge des grandes intuitions conciliaires sur la revelation divine et l'anthropologie chretienne, la liturgie, la catechese, les arts sacres, le dialogue interreligieux et la mission de l'Eglise dans l'histoire du salut>> (Theologicum -Programme des Cours 2011/2012, Paris: Institut Catholique de Paris, 2011, 15).

(3) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, Paris: Grasset, 1960, 145. En este libro Danielou trato varios aspectos del misterio de Jesucristo. Segun H. de Lavallete <<le livre abonde en formules frappantes, en rapprochements feconds, en oppositions ou complementarites eclairantes: pedagogie stimulante>> (DE LAVALETTE, H., <<Approches du Christ>>, recension, Recherches de science religieuse 49 [1961] 120). Sobre la teologia de la historia de Jean Danielou: cfr. VALENTINI, D., La teologia della storia nel pensiero di Jean Danielou, Roma: Corona Lateranensis, 20, 1970.

(4) Cfr. DANIELOU, J., Le raystkre du sahtt des nations, Paris: Seuil, 1946, 79.

(5) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, Paris: Seuil, 1948, 119. De las epistolas de la cautividad sobre ese tema, Danielou estima Ef 4,1-18 como el mas importante.

(6) Gregorio de Nisa fue muy importante en el quehacer teologico de nuestro autor ya desde su tesis doctoral sobre la doctrina espiritual del Niseno: cfr. DANIELOU, J., Platonisme et theologie mystique. Essai sur la doctrine spirituelle de Saint Gregoire de Nysse, Paris: Aubier, 1944. Cfr. la recension de LEBRETON, J., Platonisme et Theologie mystique. Essai sur la doctrine spirituelle de saint Gregoire de Nysse, Recherches de science religieuse (1946) 249-251.

(7) Cfr. DANIELOU, J., Theologie du judeo-christianisme, Paris-Tournai: Desclee et Cie, 1958, 315.

(8) En ese sentido, es interesante observar que a la tercera parte de Le mystere de l'Avent la titulo Danielou <<Le mystere cosmique de la Passion et de 1 Ascension,, logicamente, en medio esta la resurreccion. En relacion al judeocristianismo, Danielou afirmo que <<Des le debut en effet la predication judeo-chretienne a cherche a soustraire le bois de la croix a sa facticite materielle, pour lui donner une signification theologique. La croix n'est pas seulement le gibet du Christ, si elle est d'abord cela. Elle est aussi une categorie theologique qui exprime le contenu salutaire, la [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII.] de la Passion du Christ>> (DANIELOU, J., Theologie du judeo-christianisme, o. c., 294).

(9) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, o. c., 131.

(10) <<Les signes avant la venue du Fils de l'Homme etaient vides, creux, pure figuration. Mais au moment de la venue, tous les signes s'ebranlent et rentrent dans l'evenement. Les signes stellaires, representation d'un ordre immobile, par une merveille etonnante rentrent dans l'ordre historique et ensuite deviennent comme le temple le [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII.] stellaire qui garde desormais le mystere de la Presence qu'ils ont une fois designee, tabernacle stellaire de Celui qui habite dans la tenebre divine. Et leur cycle desormais n'est plus ce retour eternel d'un ordre mort, mais le cycle liturgique lui-meme, la commemoration dans le temps de l'evenement desormais irreversiblement accompli, inamissiblement acquis>> (DANIELOU, J., Carnes spirituels, Paris: Cerf, 1993, 191).

(11) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, o. c., 120-121.

(12) Esa manera de pensar podria llevar a lo que nuestro autor llama cristianismo sin Dios, y contra el cual afirmo que <<le grand danger present, c'est trop clair, est une mise en question de Dieu. Et ii est clair qu'une mise en question de Dieu est une mise en question de la dimension divine du Christ. Mais alors rien ne reste du mystere chretien de l'Amour de Dieu venant a nous pour nous soulever vers lui. Du Christ ne subsiste qu'une humanite, susceptible d'inspirer des generosites, mais incapable de sauver personne. Car Dieu seul sauve. Que des non-chretiens soient attires d'abord par l'humanite de Jesus et que cette humanite soit la voie qui les conduise un jour a reconnaitre la divinite, ceci a toujours ete et constitue une voie normale. Mais que des chretiens reduisent le Christ a son humanite et considerent comme un mythe ses dimensions divines, ceci est un des indices inquietants d'une certaine crise de la foi>> (Le refus de la foi, en RENARD, P., BOUYER, L., CONGAR, Y. y DANIELOU, J., Notre Foi, Paris: Beauchesne, 1967, 148).

(13) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, o. c., 123-126.

(14) <<En effet, le mystere de la croix signifie que c'est par la croix du Christ que les nations, dont chacune avait ainsi ses caractere propres, sa civilisation propre, en mourant a ce qui est son orgueil propre, c'est-a-dire en renoncant a se faire le centre du monde, en acceptant d'etre detruite dans son orgueil, se rend capable alors de participer a cette unite superieure qui es celle de l'Eglise, qui est celle dans laquelle tous sont rassembles dans le Christ>> (DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, o. c., 128-129).

(15) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, o. c., 130).

(16) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere du salut des nations, o. c., 120-121.

(17) <<La Trinite apparait ici dans le miroir de l'economie>> (DANIELOU, J., Dieu et nous, Paris: Grasset, 1956, 158).

(18) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, o. c., 156-159.

(19) Cfr. DE LA POTTERIE, I., L'evangile selon saint Jean, <<introduction>>, en BOUQUET, S. (trad.), L'Evangile selon Jean explique par les Peres, Paris: Desclee de Brouwer, 1985, 16].

(20) <<C'est dans la resurrection que se realise la condition de l'homme telle qu'elle presente dans le dessein eternel de Dieu>> (DANIELOU, J., Approches du Christ, o. c., 164).

(21) Cfr. DANIELOU, J., Essai sur le Mystere de l'Histoire, Paris: Seuil, 1953, 161. Sobre esta obra, cfr. LABOURDETTE, M., <<Le mystere de l'histoire>>, recension, Revue Thomiste 53 (1953) 579-586.

(22) Cfr. DANIELOU, J., Essai sur le Mystere de l'Histoire, o. c., 160).

(23) La traduccion francesa utilizada por Danielou dice: <<Dans ta colere, souviens-toi d'avoir pitie>> (cfr. DANIELOU, J., Essai sur le Mystere de l'Histoire, o. c., 150). Y es que --como escribe P. Renard-- <<Colere. (hebreu: 'af, de anaf "respirer par le nez", parce que la colere se manifeste par une respiration precipitee; Septante: TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII]; Vulgate: ira, iracundia)>> (RENARD, P., Colere, en VIGOUROUX, F. [dir.], Dictionnaire de la Bible, II, 1, C, Paris: Letouzey et Ane, 1899, 833).

(24) Cfr. DANIELOU, J., Essai sur le Mystere de l'Histoire, o. c., 160-161.

(25) Por ejemplo, sobre Gal 3,13, <<Cristo nos rescato de la maldicion de la ley, haciendose el mismo maldicion por nosotros>>, son conocidas esas palabras de M. Lutero: <<Et hoc viderunt omnes Prophetae, quod Christus futurus esset omnium maximus latro, homicida, adulter, fur, sacrilegus, blasphemus etc., quo nullus maior unquam in mundo fuerit, Quia iam non gerit personam suam, iam non est natus de virgine Dei filius, sed peccator, qui haber et portat peccatum Pauli qui fuit blasphemus, persecutor et violentus; Petri qui negavit Christum; Davidis qui fuit adulter, homicida et blasphemare fecit Gentes nomen Domini; in summa, qui habet et portar omnia omnium peccata in corpore suo. Non quod ipse commiserit ea, sed quod ea a nobis commissa susceperit in corpus>> (LUTERO, M., In epistolam S. Pauli ad Galatas Commentarius, [1531] 1535, en AUSGABE, W., D. Martini Luthers Werke -- kritische gesamtausgabe, 40, Graz: Akademischen Druck -- u. Verlagsanstalt, 1911, 433).

(26) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, o. c., 101-102.

(27) Cfr. OCARIZ, E, MATEO-SECO, L. F. y RIESTRA, J. A., El misterio de Jesucristo, 3 ed. Pamplona: Eunsa, 2004, 443-444.

(28) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, 0. c., 101-102. <<La mort du Christ a satisfait aux exigences de la colere. La mort du Christ a satisfait aux exigences de l'amour>> (DANIELOU, J., Essai sur le Mystere de l'Histoire, o. c., 163).

(29) Cfr. DANIELOU, J., Essai sur le Mystere de l'Histoire, o. c., 161-163. <<C'est pourquoi nous disons que ce que le temoignage des chretiens apporte de plus que le temoignage marxiste, c'est qu'il va beaucoup plus profond; ii reconnait, a leur niveau, la valeur des liberations economiques; mais ii y a un fond de captivite oo Jesus-Christ seul est descendu, quand ii est descendu jusqu'a cette racine du mal, (...) et nous disons que cette essence du mal, aucun homme ne peut la vaincre, qu'elle est au-dela de nos prises, et que seul Jesus-Christ dans ce mystere de la descente aux Enfers, est descendu jusqu'a cette racine empoisonnee et l'a detruite. (...) Le Christ est Liberateur, le Liberateur absolu, et c'est ce que nous appelons Redemption. Si nous parlions de liberation, nous serions peut-etre mieux compris, car les hommes de notre temps sont profondement sensibles a ce qui le mot signifie. Cette liberation est la grace au sens propre du mot,> (DANIELOU, J., Avenir de la religion, Paris: Fayard, 1968, 85-86).

(30) Cfr. DANIELOU, J., Essai sur le Mystere de l'Histoire, o. c., 205).

(31) Cfr. DANIELOU, J., Essai sur le Mystere de l'Histoire, o. c., 205-206.

(32) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, o. c., 161-162.

(33) Cfr. DANIELOU, J., Mythes paiens, mystere chretien, Paris: Fayard, 1966, 84.

(34) Cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, Paris: Seuil, 1969, 5-6.

(35) Cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 65-67.

(36) <<L'oenvre du Christ, en tant que Fils de Dieu, est precisement de penetrer dans cet abime du mal inaccessible a l'homme pour le detruire dans sa racine meme. Il ne s'agit plus seulement de liberer l'homme du mal et de la mort, mais de detnure radicalement le mal et la mort. Car le mal et la mort sont apparus et donc peuvent disparaitre. Ils ne font pas partie de la creation ellememe>> (DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 92).

(37) Vease ese argumento de Danielou y la insistencia en la historia salutis: <de theme du Christ nouvel Adam, le parallelisme de la sortie d'Egypte, de la resurrection du Christ et du bapteme chretien montrent que les manieres d'agir de Dieu dans l'histoire sont toujours les memes. C'est cette realite totale de l'histoire du salut qui est l'objet de la foi. L'evacuer supprime cet objet. Comme Cullmann l'a dit de Bultmann, ii ne s'agit plus autrement de demythisation, mais de "dehistoricisation">> (Avenir, 60).

(38) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, 0. c., 160-161. Cristo resucitado pertenece a dos mundos al ser Dios y hombre. Su realidad humana, en la historia ordinaria, puede ser observada por los metodos historicos, pero a su realidad divina, en la historia santa (de las magnalia Dei), solo se puede acceder por la gratuidad de la revelacion (cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 23).

(39) <<La resurrection n'est pas seulement retour a la vie, mais passage a une vie nouvelle. (...) Elle n'est donc pas seulement une action divine parmi d'autres action divines, mais l'action divine par excellence, l'evenement decisif de l'histoire sainte>> (DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 27).

(40) <<Rien n'est donc ainsi plus radicalement contraire aux textes que de dire que l'affirmation de la resurrection est un produit de la foi des premier chretiens. Comme il est clair dans le cas de Thomas, c'est la vue, la constatation materielle de la realite du corps vivant du Christ qui est le point de depart>> (DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 5 1).

(41) Cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 48.

(42) <<La foi intervient dans ce deux cas, quand elle reconnait que la realite sensible, objet de l'histoire, est l'expression d'une action divine, objet de la foi>> (DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 50).

(43) Cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 52.

(44) Cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 30.

(45) Cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 31.34.

(46) <<Aux apotres revient la tradition officielle, la proclamation publique. Et c'est peut-etre la raison pour laquelle, comme le remarque Hengel, Paul ne mentionne pas les femmes dans sa liste des apparitions. Car il s'agit dans son texte de la tradition officielle>> (DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 12).

(47) Cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 11-12.

(48) Cfr. DANIELOU, J., La Resurrection, o. c., 28-30.

(49) Cfr. DANIELOU, J., La Trinidad y el misterio de la existencia, Madrid: Paulinas, 1968, 94.

(50) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, o. c., 145-146.

(51) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, o. c., 164.

(52) <<Au jour de l'Ascension, le Pere a etabli le Christ, le Verbe incarne dans sa gloire, et IL l'a donne comme chef supreme h l'Eglise. (...) Le mystere du corps mystique est institue a l'Ascension, il sera accompli h la Pentecote>> (DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, o. c., 134).

(53) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere de l'Avent, o. c., 7-22. Esa introduccion se titula <<histoire et drame>>.

(54) Cfr. COSTA, F., <<Conversao e drama. Alguns aspectos da teologia da conversao de Jean Danielou>>, en LOPES, M. I. (org.), Revista da Faculdade Catolica de Anapolis: comemorando os 15 anos de inicio das atividades da Faculdade Catolica de Anapolis, Goiania: Kelps, 2011, 111-126.

(55) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, o. c., 164.

(56) Danielou remite al epigrafe <<Les dix jours dans les cieux. L'Ascension et la Pentecote>>, de la obra Du Verbe Incarne, del teologo ortodoxo S. Boulgakov (BOULGAKOF, S., [Agnus Dei], Paris: Aubier, 1943, 337-338). Segun Boulgakov la relacion entre la ascension, la venida del Espiritu Santo y el sacerdocio de Cristo se da en cuanto el Verbo encarnado en su ascension, como gran sacerdote, pide al Padre que envie el Espiritu a traves de el, de Jesus, sobre sus discipulos. Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, o. c., 165.

(57) Danielou deja entrever que esa posicion suya de las distintas donaciones del Espiritu Santo a Cristo se encuentra en dependencia de la teologia de Boulgakov en su libro Du Verbe Incarne. Este teologo ruso <<insiste sur le fait qu'au debut de chacun de ces ministeres on voit une descente de l'Esprit et ne manifestation speciale de Dieu. Il rattache, lui aussi, le ministere prophetique du Christ a la manifestation de la Trinite au bapteme, et il observe qu'il y a une seconde manifestation tres remarquable de la Sainte Trinite autour de la personne du Notre-Seigneur dans l'Evangile: c'est la Transfiguration. Or vous savez qu'a partir de la, Notre-Seigneur arrete a peu pres son ministere prophetique et que toute son activite est orientee vers la preparation de la passion. C'est une seconde manifestation de la Trinite qui inaugure le ministere sacerdotal dons le sommet est la Passion. Il y a un parallelisme entre ces deux theophanies trinitaires et les deux ministeres, prophetique et sacerdotal, tout a fait remarquable>> (DANIELOU, J., Le mystere du salut des nations, o. c., 115-116). Asi expresa Boulgakov el hecho de que Cristo este siempre lleno del Espiritu: <<Le Saint-Esprit, reposant toujours sous le Christ, Le couvre de Son ombre apres la Resurrection sur la voie de l'Ascension, comme cela est indique d'une facon tres expressive par Act., I, 2: Jesus annoncait Ses volontes en l'Esprit>> [BOULGAKOF, S., Du Verbe Incarne (Agnus Dei), o. c., 338].

(58) Cfr. DANIELOU, J., Approches du Christ, o. c., 165-169.173.

(59) [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII] significa <<una vez por todas>> y -como afirma W. Stahlin--en el Nuevo Testamento <<e fondamentale sia in rapporto alla prima apparizione del Cristo che alla "seconda" parousia: i fatti scatologici in senso stretto sono unici e non ripetibili>> (STAIN, W., [TEXTO IRREPRODUCIBLE EN ASCII.] en KITTEL, G., FRIEDRICH, F., Grande lessico del Nuovo Testamento, I. MONTAGNINI, F., SCARPAT, G. [ed.]. Brescia: Paidea, 1965, 1022).

(60) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere du salut des nations, o. c., 93.

(61) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere du salut des nations, o. c., 93-94. <<Le christianisme est toute entier l'edification dans le temps du mystere cache en Dieu de toute eternite. II apparait ainsi comme une histoire dont l'Ancien Testament marque la preparation, l'Incarnation l'etape decisive, la Parousie le plein achevement. II apparait en second lieu comme l'histoire integrale, a laquelle l'histoire profane est elle-meme subordonnee. Il apparait enfin comme la fin de l'histoire, par rapport a quoi tout le reste sera perime>> (DANIELOU, J., Dialogues avec les marxistes, les existentialistes, les protestants, les juifs, l'hindouisme, o. c., 95).

(62) El plan de Dios <<on a vu qu'en realite c'etait une oeuvre de longue patiente et que le delai etait beaucoup plus long que ce qu'on avait d'abord pense; que cette entree successive des nations dans l'Eglise s'etendrait sur des siecles et des siecles. Le danger evidemment etait que ce relachat cette vigile dont nous parlions tout a l'heure et qu'a force d'avoir attendu des nuits et des nuits, les chretiens a la fin cessassent d'avoir cette attention de l'ame a la parousie>> (DANIELOU, J., Le mystere du salut des nations, o. c., 101).

(63) DANIELOU, J., La Trinidad y el misterio de la existencia, o. c., 100-101.

(64) Sobre la exegesis teologica contemporanea de este texto, cfr. la reciente monografia de HERRERA, J., Cristo exaltado en la Cruz: exegesis y teologia contemporaneas, Pamplona: Eunsa, 2012.

(65) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere du salut des nations, o. c., 133-134.

(66) Cfr. DANIELOU, J., Le mystere du salut des nations, o. c., 134-135.

(67) <<Ainsi l'apostolat nous apparait comme un temoignage d'amour liberal; rien n'est pas force. (...) mais nous ne pouvons y echapper en ce sens qu'on ne peut se soustraire a cette exigence interieure qui s'impose absolument a nous et a quoi nous ne pouvons pas nous derober, sans trahir tout ce que nous estimons etre digne d'etre aime et desire>> (DANIELOU, J., Le mystere du salut des nations, o. c., 142-143).

(68) DANIELOU, J., La Trinidad y el misterio de la existencia, o. c., 96.
COPYRIGHT 2012 Servicio de Publicaciones de la Universidad de Navarra
No portion of this article can be reproduced without the express written permission from the copyright holder.
Copyright 2012 Gale, Cengage Learning. All rights reserved.

Article Details
Printer friendly Cite/link Email Feedback
Title Annotation:ESTUDIOS
Author:Costa, Francoa
Publication:Scripta Theologica
Date:Aug 1, 2012
Words:13471
Previous Article:Que es y que no es la Doctrina Social de la Iglesia: una propuesta.
Next Article:Cincuenta anos de Concilio Vaticano II.
Topics:

Terms of use | Privacy policy | Copyright © 2024 Farlex, Inc. | Feedback | For webmasters |