pulla

Heródoto consideraba a la Pulla como parte de Yapigia, pero no dio un nombre específico a la península. Heródoto y Tucídides mencionan a los mesapios, pero no a Mesapia, y dicen que eran yapigios.

Los romanos tomaron el nombre de calabrios (los griegos los llamaban mesapios) para bautizar a toda la región (Calabria) a la que los griegos llamaban Mesapia. En tiempos de Augusto ya estaba impuesto el nombre de Calabria a lo que hoy es la Pulla.

El nombre Yapigia se aplicó pronto a toda la parte sudeste de Italia hasta la Lucania, es decir, incluyendo la Pulla y la Calabria actuales.

Desde que se detectó en el olivar del sur de Italia (Pulla) en 2013, la propagación de la plaga en esa plantación ha sido muy veloz.

Con la caída del Imperio fue dominio de los ostrogodos, pero fue recuperada por los generales de Justiniano, y permaneció en manos de los bizantinos hasta el siglo XI. Durante este período se estableció el nombre de Calabria, que antes se aplicaba a la Pulla.

La costumbre de llevar ropa negra sin adornos en señal de luto se remonta al menos al Imperio romano, cuando la toga pulla hecha de lana de color oscuro se vestía durante los periodos de luto.

Se cuenta que algunos vecinos del pueblo, como pulla cómica ante el carácter bullicioso de la prole de Escalante, los recibían cantando: Eduardo Escalante i Mateu, uno de sus hijos, también actúa destacadamente en la creación teatral.

El último alaba sus callos a la madrileña en la obra El practicón y proporciona recetas de varios de sus platos: pollo del maestro, faisán, perdices encebolladas, macaroni de la Pulla y gachas manchegas.

Y en el siglo XI las relaciones condales en el ámbito mediterráneo se tradujeron en el enlace de Ramon Berenguer II con la princesa normanda Mafalda de Pulla-Calabria (1078).

Pues el pasquinista no se anduvo con respetos y la endilgó esta pulla, que nada hay tan hacedero para la calumnia como de una pulga forjar un camello: ::«Mula del cura ::tiene herradura».

Una mata de cabello anaranjado, un rostro pálido y desfigurado por una horrible cicatriz que, al contraerse, ha retorcido el borde de su labio superior, una barbilla de bulldog y un par de ojos oscuros y muy penetrantes, que contrastan extraordinariamente con el color de su pelo, todo ello le hace destacar de entre la masa vulgar de pedigüeños: También destaca por su ingenio, pues siempre tiene a mano una respuesta para cualquier pulla que puedan dirigirle los transeúntes.

Sin duda respondió el médico en tono indolente, ya porque, pensando lo mismo, no quisiera ofender a nadie, o bien porque no pensara nada. La conversación parecía terminada cuando el farmacéutico juzgó conveniente lanzar una nueva pulla.