Cuánto dinero le reclama el falso obispo a las monjas de Belorado: esta es la cifra exacta

Tras afrontar el gasto de un abogado experto en Derecho Canónico, el religioso denunció en un programa de televisión que el dinero había sido “prestado”, pero no devuelto

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Fachada del convento de Belorado, que las diez exmonjas deberán abandonar (EFE/ Iratxe Rodríguez)
Fachada del convento de Belorado, que las diez exmonjas deberán abandonar (EFE/ Iratxe Rodríguez)

Continúa la polémica sobre el Convento de Belorado (Burgos): Pablo Rojas, el obispo excomulgado que ejerció como líder espiritual de la comunidad y que lo abandonó hace dos semanas, ha declarado que las clarisas que allí residen le deben una cantidad nada desdeñable de dinero.

Pablo Rojas es el líder de la Pía Unión de San Pablo Apóstol, una orden religiosa, tildada de secta por la Iglesia, a la que las hermanas del Convento decidieron adherirse tras su sonado cisma con la iglesia. El prelado, que fue excomulgado en 2019, acogió de buen grado la intención de las hermanas y, según cuenta, incluso las apoyó económicamente para que pudieran afrontar los problemas legales y económicos que afrontaban en su ruptura con el Arzobispado.

Muchas deudas acumuladas

Problemas económicos que se han ido juntando a lo largo de estos días, después de conocerse las deudas que las clarisas habían estado contrayendo durante los últimos años. La agencia EFE informó de que el Arzobispado de Burgos había recibido una factura de 6.900 euros por diferentes productos como sábanas de seda, edredones nórdicos y cubrepiés de terciopelo. Ese mismo proveedor también comentó que existían otras empresas que también tenían facturas cuyo pago no se había realizado todavía, por jamones ibéricos y teléfonos iPhones.

A ello habría que sumarle loas once nóminas de 9.800 euros que Laura García de Viedma, antigua abadesa del Convento, envió al Arzobispado por el pago a los trabajadores que están contratados y que, hasta el momento, llevarían dos meses sin cobrar. Agua, luz, gas, telefonía, reformas en la cocina, placas solares y la compra de un monasterio en Orduña, en Vizcaya, acaban acumulando más de un millón de euros a pagar por parte del Arzobispado, que puede reclamárselo a las hermanas tras haber sido excomulgadas.

El portavoz de las monjas Clarisas de Belorado, José Ceacero, comparece ante los medios de comunicación, en el Convento de Belorado, a 15 de mayo de 2024, en Belorado, Burgos, Castilla y León (España). (Europa Press)
El portavoz de las monjas Clarisas de Belorado, José Ceacero, comparece ante los medios de comunicación, en el Convento de Belorado, a 15 de mayo de 2024, en Belorado, Burgos, Castilla y León (España). (Europa Press)

Las declaraciones de Pablo Rojas

Hace unos días, Pablo Rojas declaró que se había producido una “ruptura irreversible” entre su comunidad y las hermanas, motivo por el que se marchó. “Nos marchamos ante la invitación que nos hicieron, sí, de mutuo acuerdo y puede ser, siempre cabe la posibilidad de que nos sintamos engañados por ellas. De los errores se aprende y hay que ser más cautos para próximas causas que sean similares”, declaraba el religioso en una llamada con el programa Más Vale Tarde, de la Sexta.

Fue allí también donde reveló que la Pía Unión de San Pablo Apóstol había prestado también 6.000 euros a las hermanas para contratar a un abogado que las pudiera ayudar en su litigio con la Iglesia. “Nosotros pagamos el abogado, fueron más de 6.000 euros, que les llevamos uno de los mejores, que era Doctor en Derecho Canónico, hasta Belorado”. Sobre esta operación, Rojas también informó de que no habían obtenido “ningún beneficio económico y al contrario, nosotros hemos perdido dinero por estar ahí”.

El exprelado también hizo referencia a la que, antes de la expulsión de las Clarisas, era la abadesa del convento, Laura García de Viedma, a la que se refirió como “papisa” y definió como “fría y calculadora” y con “interés mobiliario más allá del espiritual”. También comentó que, en caso de que las hermanas quisieran volver a la federación del Arzobispado, “no las acogerán y tendrán que salir del monasterio, sin duda”.

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