‘Pepe el Guarro’, el bar de barrio conocido por sus alitas de pollo que es uno de los mejores clásicos ‘cutres’ de Madrid

Quizá pocos lo reconozcan por su nombre real, Casa Pepe. Muchos más caerán en la cuenta cuando mencionemos su sobrenombre, un apodo que este bar se ha ganado tras años de frenética actividad, ‘Pepe, el guarro’. Este emblemático bar, de esos ‘de toda la vida’, es patrimonio vivo de la ciudad de Madrid, especialmente del barrio del Pilar, un lugar de peregrinación para quien busque una caña bien fría acompañada de una generosa tapa ‘de batalla’. Todo eso ocurre en la calle de Celanova 19, en un local que presume de un particular encanto.

El bar le debe su popularidad a los generosos platos de alitas de pollo que acompañan a cada cerveza, servida en sus míticas jarras de cerámica personalizadas con el nombre del local. Pero estas famosas alitas de pollo fritas son también las responsables del sobrenombre con el que se conoce al local: ‘Pepe, el guarro’. Se podría decir en realidad que el ‘guarro’ aquí no es Pepe, sino sus clientes. Y es que la fama de poca higiene de este local se debe a los huesos de alitas que, desde tiempos inmemoriales, llenan su suelo, tiradas por los comensales tras degustar de un bocado estas crujientes y grasientas patas de pollo.

Bullicioso y algo caótico, siempre lleno de curiosos y vecinos, una vez que se supera la superficie encontramos un local con encanto, uno de esos bares de antes, de barrio, con azulejos y barra de aluminio. En la pared, junto a una vitrina pequeña con la Virgen y el Niño Jesús, vemos la otra razón de su fama; los peluches gigantes que capitanean el bar desde lo alto de la estantería tras la barra.

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Sus ya legendarias alitas, que se sirven gratis acompañando la cerveza reglamentaria y en un plato a rebosar, son un manjar para muchos y un horror para otros. Mientras que algunos las consideran incluso las mejores de todo Madrid, gracias a un rebozado crujiente combinado con un interior jugoso, otros las consideran demasiado saladas, tostadas de más o grasientas en exceso. “Las mejores alitas de pollo que he comido en mi vida”, dicen algunas reseñas.

Dejando de lado su tapa estrella, en Casa Pepe sirven otras raciones como los torreznos, la oreja a la plancha o las patatas con dos salsas. También mollejas, albóndigas, picadillo de chorizo, caracoles y, cada día de la semana, un plato de cuchara, ya sean lentejas, cocido, alubias…

Su fama se puede comprobar al echar un vistazo a sus reseñas; más de 10.400 personas han compartido su opinión sobre este mítico bar de barrio, a unos cuantos kilómetros del centro de la capital. La suma de todas ellas le otorga una puntuación de 4,3 estrellas sobre 5. Para disfrutar de sus alitas, podemos sentarnos en su comedor, en su barra o en alguna de las dos terrazas que saca a la calle a diario. En cuanto a sus precios, el doble de cerveza, con su tapa, tiene un precio de 3,50 € y el ticket medio va desde los 10 hasta los 20 euros por persona.