Ácido hialurónico: efectos secundarios, peligros y consecuencias en la salud mental

Los cánones de belleza inalcanzables, los filtros de las redes sociales y una sociedad cada vez más exigente, pueden ser algunas de las razones por las que cada vez más jóvenes piensan en hacerse algún retoque. En España, la edad media de acceso a la medicina estética pasó de los 35 a los 20 años en 2021, según advierte un estudio de la Sociedad Española de Medicina Estética. Según este mismo análisis, el 32% de los tratamientos se realizaron con ácido hialurónico.

Una vez más, hemos logrado mercantilizar y a su vez potenciar esa angustia física que cada vez más mujeres sienten a edades más tempranas. ¿Cómo si no es posible que tantas chicas a los veinte estén preocupadas por tener una piel lisa, sin imperfecciones y sin una mínima línea de expresión? Ahora incluso la rutina de skincare nos obliga a aplicar un paso para prevenir un envejecimiento que se atisba cada vez más cercano.

El ácido hialurónico, tal y como explica el Centro Barraquer, es una molécula que se encuentra de forma natural en nuestra piel, articulaciones, músculos y muchos otros componentes del organismo. Su función es ayudar a retener el agua de los tejidos, manteniendo su condición, elasticidad y firmeza. Se regenera en nuestro cuerpo cerca de un tercio cada día y es el máximo responsable de mantener la piel hidratada, reemplazar el volumen perdido y contrarrestar los efectos del paso de tiempo.

Con la edad, el organismo reduce su producción, dando paso a la aparición de arrugas, flacidez y otros signos visibles del envejecimiento. Los rellenos de ácido son, junto al bótox, los tratamientos más populares de las consultas médico-estéticas.

Lo malo de este tipo de tratamientos es que una vez inyectados no se sabe a ciencia cierta las consecuencias que pueden tener. ¿Se reabsorbe el ácido? ¿Cuántas veces se puede pinchar una persona? Adrián Herrero Becerra, biólogo y experto en cosmética y dermofarmacia, explicó a Infobae España que pasado el año y medio ya no se reabsorbe el producto inyectado. Nuestro cuerpo tiene la capacidad de metabolizar una o dos jeringas de ácido, pero si ponemos más es posible que deje un residuo que se puede llegar enquistar.

Como todo tratamiento puede tener efectos secundarios, los más comunes, según destaca la clínica de la doctora Rodríguez Vea, son los siguientes:

• Inflamación o edema que puede producir alguna molestia leve
• Hematoma: puede aparecer alguna zona morada tras la inyección
• Hialurónico palpable o visible: pueden aparecer bultos en la zona tratada
• Infección: pese a que es infrecuente, es posible, si no se realiza con las condiciones de asepsia necesarias.

En ese intento constante por lograr una nariz respingona, unos labios voluminosos, unos pómulos marcados y unos ojos rasgados, no prestamos atención a la salud mental. ¿Qué consecuencias puede provocar mentalmente? Lo primero es que la paciente tras pincharse suele experimentar un impacto positivo en la autoestima. Aunque, algunas pueden desarrollar una obsesión con la perfección estética, llevando a la dismorfia corporal, un trastorno en el que no se puede dejar de pensar en uno o más defectos percibidos en la apariencia.