Un libro para poder abrazar

La autora de “La protagonista”, una colección de relatos sobre el amor, la imaginación, el deseo y la violencia, transmite sus sensaciones durante la creación y cuenta cómo “escribir me salvó la vida”

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La escritora Analía Cobas presenta su obra galardonada "La Protagonista" con relatos íntimos y conmovedores
La escritora Analía Cobas presenta su obra galardonada "La Protagonista" con relatos íntimos y conmovedores

A primera vista La Protagonista puede parecernos un libro de cuentos y relatos que navegan entre la ficción y la no ficción. Pero si prestamos atención podremos observar que existe un hilo conductor que entrelaza cada historia. Voces cercanas que aparecen para decirnos algo al oído, aromas, texturas, universos que se abren para hacernos preguntas. Una voz clara y fuerte que clama por ser escuchada, la primera voz, sin lugar a dudas: la voz de La Protagonista.

La Protagonista comienza con un relato breve “Mi perra”, allí vamos a encontrarnos con la voz de un hombre, podremos entrar a su casa y sentir su dolor, hasta que algo ocurre, una declaración va a cambiarlo todo. Como sucede siempre en la naturaleza a un ciclo de muerte le sigue otro de vida. No es casual que el libro comience con la voz de un hombre adormecido y termine con el relato “Sexoafectiva” de una mujer que expresa sus deseos sin miedo al fin.

Quise darles un libro que puedan abrazar. Es muy difícil encasillarlos pues aborda temáticas variadas y distintas maneras de narrar que elegí a conciencia, diálogos listos para ser estrenados en teatro, cuentos, escenas llenas de erotismo, hasta podremos leer un poema, adelanto de lo que se viene. “Humo” habla sobre el impacto ambiental ante la quema indiscriminada, pero al hacer una segunda lectura se puede empezar a sentir por qué ese hedor supera el humedal.

Escribir para mí es un acto revolucionario. Un desafío para vencer la domesticación, para derribar mis exigencias y miedos. Escribir para mi es una necesidad, como lo es respirar, andar en bici, cantar y nadar. El arte siempre estuvo en mi vida desde que nací. Recuerdo a mi mamá quejarse porque me ofrecía para todos los actos escolares y ella debía armarme los trajes. El contacto con el arte te cambia la vida, por suerte no volvés a ser la misma. El proceso de creación de La Protagonista es el resultado de 4 años de investigación, en un momento muy particular en mi vida, donde estaba enterrando ciertas expectativas y mandatos. La escritura me salvó la vida en muchos sentidos.

“Y tuve tanto miedo a ser yo, que voy a dedicar el resto de mi vida a ser quien soy”. La inspiración llega a mí de manera inesperada y profunda. Me siento frente a la hoja en blanco con un lápiz o en la computadora y empiezo a escribir. Una idea puede abordarme en la fila del supermercado y escribirla con una letra casi ilegible al dorso del ticket, también tengo un grupo de Whatsapp conmigo misma donde me despacho sin miedo un mensaje que me vuelve potenciado. Siento que las historias llegan a mí por alguna razón, a veces para ser la voz de quienes no tienen voz, con el deseo que sean los y las protagonistas de sus vidas.

"La escritura me salvó la vida en muchos sentidos", afirma Analía Cobas
"La escritura me salvó la vida en muchos sentidos", afirma Analía Cobas

No fuerzo la escritura, no le pongo adornos. No le exijo a un texto, jamás le doblego su voluntad. Lo escucho respirar, siento su latido y escribo hasta que el mismo texto me dice: “es hasta acá”. Por eso suelen decir que “voy al hueso” porque quizás en un texto de dos carillas logro condensar una historia fuerte, apasionante. Creo que escribir relatos cortos requiere una destreza extra de estar muy atenta a que no exista ni una sola palabra de más porque eso puede afectar el ritmo y la escena.

Una vez que comienzo todo fluye naturalmente y en abundancia. A veces tengo la imagen completa de lo que estoy creando y mis dedos se enredan sobre el teclado porque no quiero perder nada de todo lo que estoy viendo. Es muy emocionante porque sucede en centésimas de segundos, otras es soltar el texto unos días para dejarlo “macerar” y esperar para ver lo que tiene para decirme. Esa búsqueda que surge de la corrección del boceto inicial, el detalle con el que reviso y utilizo recursos literarios me fascina. No hay palabras puestas al azar en ningún texto. Cada palabra evoca un determinado universo, me gusta mucho eso, es un juego para mi dejarle pistas a lector para que el texto adquiera otro sentido. En este proceso donde comencé a autopercibirme como escritora, descubrí que escribir tiene mucho que ver con duelar porque es necesario soltar una parte que crees vital del texto para acceder a una versión mejorada, muchas veces me resisto y es como agarrar la tijera y hacerte el flequillo, ¡Hecho esta! Es de un tirón, borro y digo “¡Noo! ¿por qué lo borré?” y después agradezco.

Delineo cada personaje minuciosamente, les entrego una voz, un modo de desplazarse. Este libro tiene la particularidad de que en la mayoría de las historias los personajes no tienen nombre propio o cambian de nombre durante el transcurso del relato y esa búsqueda es intencional. Quiero que puedan entrar, vestir sus ropas, que los oigan respirar, que puedan verlos desplazarse por el espacio tal como los imagino. El texto está vivo porque sus personajes lo están.

Para Analía Cobas, "no hay palabras puestas al azar en ningún texto".
Para Analía Cobas, "no hay palabras puestas al azar en ningún texto".

Muchas veces escuché que no se puede escribir cuando una está mal, no estoy de acuerdo con eso, muchas veces estaba completamente destruida y escribir me dio alivio, como cuando escribí “La Receta” en homenaje a mi amiga Tuty que era enfermera y falleció de covid. Escribo atravesada por emociones y creo que esa honestidad es la que hace que el lector pueda reírse, llorar, apasionarse conmigo. Creo que es imposible disociar el mundo propio con el contexto que nos rodea o el universo que pretendemos crear, al escribir imprimimos de algún modo una parte que nos habita a priori.

Escribir, para mí, es un ritual hermoso de una completa conexión con mi ser creador. Pongo velitas, tecitos, aromas y música (pueden encontrar la lista de temas que me inspiraron en Spotify con nombre homónimo: “La Protagonista”). Para cada relato elegí un lugar, un espacio y ambiente, a veces era agarrar la bicicleta e irme, por ejemplo, hasta La Costanera y sentir el viento frío en la cara para volver a mi casa y escribir de corrido “El Ancla” ese texto que desde el lenguaje de la náutica narra el desgarro de un duelo como esa sudestada que arrasa con todo a su paso.

Claro que no es todo color de rosas, la etapa final de corrección puede volverse un proceso tortuoso. Recuerdo cuando Nacho Portela de Editorial Sudestada me mandó un mensajito que decía “Se adelantó el parto” porque me estaba trayendo los libros a casa un día antes. Un día inolvidable, fue una fiesta, luego de tanto soñarlo se materializa. Nunca voy a olvidar las palabras de mi hijo y su abrazo. ¡Y si! escribir un libro es como parir, no existe lo perfecto, lo idílico, existe la verdadera necesidad de compartir con otras personas eso que puja por salir, esas voces que necesitan del papel para volverse otras voces sin importar distancias

* Ecritora y docente de la UBA.

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