Ejemplos ?
Bella es la acción unida del Partido Revolucionario Cubano, por la dignidad, jamás lastimada con intrigas ni lisonjas ni súplicas...
Muy fácilmente obtiene gran honor aquel cuyas súplicas acepta complaciente la diosa, y le concede prosperidad puesto que está en su mano.
Su deber era cumplir con la justicia y trabajar por ella. Ni ruegos ni súplicas de la esposa y de los padres del reo les importaron.
Cabildo Abierto a 30 de Junio de 1646 - de las Peticiones y Súplicas al Rey sobre las conveniencias de la Ciudad. En la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de San Francisco del Quito del Pirú...
Por consiguiente, después de haberte preguntado, no ni dos, sino mil veces, he renunciado a hacer vanas súplicas, persuadido de que eres el hombre del mundo más capaz para exhortar a los demás a la virtud; pero que, una de dos cosas, o bien tu poder no pasa de aquí y no se extiende más lejos (lo cual puede suceder en todas las artes; por ejemplo, sin ser piloto, puede hacerse un elogio de este arte que pruebe cuán digno es de la actividad humana, y hacerse lo mismo con las demás artes; de suerte que tú mismo podrías acusarte de no conocer la justicia, ensalzándola al mismo tiempo hasta las nubes, por más que no sea esta mi opinión).
Descuella un monte alli sobre su cumbre Un gigantesco torreon se eleva, Monstruo que con las víctimas se ceba Que le da el despotismo á devorar. Agrio son de cadenas y cerrojos, Amenazas de bárbaros sayones, Súplicas, alaridos, maldiciones Llenan aquella lúgubre mansion.
Eran las más tiernas súplicas: la cólera de un rey, luego, el amor de una joven pidiendo gracia a sus verdugos; la mirada que lanza un hombre a los hombres al subir el último escalón del patíbulo.
De un hombre que tan poco se paga de las súplicas de las damas españolas; que no se conmueve ante el llanto de las inocentes vírgenes del claustro; que no detiene su pluma porque un solo rasgo de ella hunda en la miseria a millares de funcionarios; que ni siquiera se cuida de dar cuenta circunstanciada de sus actos públicos a aquellos mismos en cuyo nombre los ejecuta; que se limita, en fin, como una catapulta, a aplicar su fuerza mecánica a aquello que intenta derribar, pudiera creer algún aprensivo que no era el mejor y más favorecido heredero de aquellos guerreros hidalgos castellanos cuya galantería y exquisita sensibilidad han hecho proverbial en Europa el tipo español.
Te brindo, Señor, Teotl Ipanemohuani, hostias y súplicas de alabanza; tortillas de amaranto, ofrendas de copal ahumadas y cempasúchiles de la abundancia; recíbelas Tú por las almas de quien hoy hacemos memoria maestros de mi escuela extinta, espíritus de su gloria, ánimas refulgentes ánimo de mi existencia.
La República será feliz, si al admitir mi renuncia nombráis de presidente a un ciudadano querido de la nación; ella sucumbiría si os obstinaseis en que yo la mandara. Oíd mis súplicas; salvad la República; salvad mí gloria que es de Colombia.
Lo que no lloró su mujer, la señá Rufa, llorólo a moco tendido María Eduvigis, su hija. Fuese ésta con súplicas al alcalde. A buen puerto arrimaba: cabalmente que al Caratejo no había riesgo de largarlo.
— Resuelto a partir estoy.» Súplicas, ayes, caricias y especiosas reflexiones, fueron vanas tentaciones para el alma de don Luis.