ridículamente

Traducciones

ridículamente

ADVridiculously, absurdly
Collins Spanish Dictionary - Complete and Unabridged 8th Edition 2005 © William Collins Sons & Co. Ltd. 1971, 1988 © HarperCollins Publishers 1992, 1993, 1996, 1997, 2000, 2003, 2005
Ejemplos ?
Predican sabios vates vengadora pelea, y sin saber su mal, al verles fracasados les juzgan impotentes, les niegan toda idea: «Pueden, sin recoger suspiros mendigados, cual se encabrita el búfalo que aspira la tormenta, saborear ahora males eternizados.» «De incienso embriagaremos al Fuerte porque alienta en lucha con los fieros serafines del Mal; cada farsante de estos sin ropa roja intenta detenernos.» Y escupen su desprecio mortal al desnudo que implora, de inmensidad indigente. Y estos Hamlets ahítos de zozobra jovial a ahorcarse de un farol van ridículamente.
Tenía vuelto el rostro hacia el escenario, en tal forma que durante unos minutos no pude ver nada de él; pero toda su estampa era divina; no hay palabras para expresar sus magníficas proporciones, y aun este vocablo me parece ridículamente débil cuando lo escribo.
El señor Chapuis, presentándome a los profesores, no les hizo ver al jefe de la aristocracia de Chile, como ridículamente quiere el señor Mora, sino a uno de los buenos chilenos que se habían empeñado en evitar al crédito e ilustración de su país el golpe mortal que se le preparaba con la primera y más útil empresa de este género; y continuó dirigiéndoles invectivas, que contestaron los profesores con una moderación muy recomendable y manifestando con la misma el disgusto que les causaba la exaltación del señor Chapuis, y el ocuparse de los cargos que se les hacía; concluyeron absolviéndolos con decir que ellos tenían su único origen en la falta de espera y mala inteligencia del señor Chapuis, y que jamás habían pensado faltar a sus deberes.
El carretero, viéndome con aquella resolución---me propuso poner a secar el pañuelo en el lomo de su caballo. Le di las gracias, consintiendo, y el pañuelo me parecía ridículamente pequeño colocado allí.
Que estas tontas criaturas se persuadan, se convenzan de que la existencia de Dios es una locura que no tiene hoy en el mundo más de veinte seguidores, y que la religión que invocan no es más que una fábula ridículamente inventada por bribones cuyo interés en engañarnos es evidente ahora.
De las perturbaciones del ánimo, cuyas afecciones son rectas en el de los justos Pero a estos filósofos, respecto a la cuestión sobre, las perturbaciones del ánimo, ya les, respondimos cumplidamente en el libro IX de esta obra, manifestando cómo ellos disputaban, no tanto sobre las cosas como sobre las palabras, mostrándose más aficionados a disputar y porfiar ridículamente que a investigar la raíz de la verdad; pero entre nosotros (conforme a lo que dicta la Sagrada Escritura y la doctrina sana), los ciudadanos de la ciudad santa de Dios, que en la peregrinación de la vida mortal viven según Dios, éstos, digo, temen, desean, se duelen y alegran.
El buen Dios, cuya ciencia innata constituye una de las facultades divinas, habría debido advertir lo que sucedería; sin embargo, se enfureció terrible y ridículamente: maldijo a Satanás, al hombre y al mundo creados por él, hiriéndose, por decirlo así, en su propia creación, como hacen los niños cuando se encolerizan; y no contento con alcanzar a nuestros antepasados en el presente, los maldijo en todas las generaciones del porvenir, inocentes del crimen cometido por aquellos.
No era la muerte; era la fiscala, en camisa, con las manos colocadas como aconsejaba el pudor póstumo; horrorosa en su fealdad de media noche, pero movida por un espíritu de caridad, que no se destruía por completo, aunque la malicia tuviera razón, y viniese con el refuerzo de cierta curiosidad lasciva inútilmente, o ridículamente romántica y amorosa.
Byrnes y su adhesión sin restricciones a la propuesta del Cabildo de establecerse, fracasaría ridículamente el convenio de intervención multilateral si se constituyese en cualquier Estado de la Unión una nueva especie de Ku-Kus-Klan racial y que, a pesar de sus desmanes contra los derechos humanos, no mereciera que el gobernante del mismo procurase el auxilio del gobierno central para anularlo.
El día siguiente se vistieron con telas de colorines, se disfrazaron ridículamente y después de embadurnarse la cara con arcilla y pintarse el cerco de los ojos, salieron a la calle, llevando por sombrero pequeñas mitras y envueltos en mantos amarillos, unos de seda, otros de lino.
«No hay duda - dije-, yo estoy combatiendo con armas desiguales; Julia me oye hablar de bagatelas y majaderías con sus primas que, después de todo, no son más que unas mujeres tan vulgares como todas y desde lo alto de su superioridad me juzga o tan materialmente prosaico como Luisa, o tan ridículamente sensible como Elena.
Sócrates Por lo tanto, según lo que acabamos de decir, hay en el alma de los hombres placeres falsos, que imitan ridículamente a los placeres verdaderos; y otro tanto digo de las penas.