No he querido acostarme sin borronear antes, muy á la ligera, mi juicio sobre La Hija del Contador, y felicitar á usted por el buen desempeño literario.
En su libro no quiero ver más que la obra de arte, y estimarlo sólo por su lado literario, des- deñando la urdimbre ó material sobre que ha escrito.
Guiar al educando hacia el encuentro con el texto literario es hacerlo descubrir las resonancias afectivo-emocionales existentes en él.
íntoma curioso de la mutación que en ideas y sentimientos experimenta la conciencia europea — y hablamos de lo que acontecía aún antes de la guerra — es el nuevo rumbo que toman nuestros gustos estéticos. Ha dejado de interesarnos la novela, que es la poesía del determinismo, el género literario positivista.
Yo creo que esta transformación del gusto literario no sólo cronológicamente se relaciona con la curiosidad incipiente en las artes plásticas hacia el barroco.
L LICEO ARTÍSTICO Y LITERARIO DE MADRID (6 de noviembre de 1848) Sueños hermosos de la infancia mía, ¿a qué sobre las alas de oro y rosa, volvéis a mi exaltada fantasía?
Sin duda fue algún instinto morboso lo que le indujo a abandonar nuevamente su casa de Milwaukee para venir a Providence, o tal vez conocía de antemano las viejas leyendas, a pesar de negarlo en su diario, en cuyo caso su muerte malogró probablemente una formidable superchería destinada a preparar un éxito literario.
Los datos serán meros adornos; lo importante es hacer emocionar a cada educando con la intensidad de lo literario vislumbrado apenas, ya que la curiosidad, el deseo por conocer la obra plena quedará como sedimento cultural y cuando más tarde, en el proceso de su evolución, la relea, o la lea íntegra, comprenderá su grandeza.
Corriendo breves años, y há pocas tardes, leí en un perió- dico literario, una soberbia poesía titulada El Sermón de la Montaña, He ahí un poeta, exclamé, á media lectura, volteando la página para conocer el nombre del inspirado autor.
Indescriptibles recuerdos de tiempos ya idos, palpitan para mí en las páginas del precioso libro, y por ello convendrá usted conmigo en que soy el juez más desautorizado y menos competente para hablar de su mé- rito literario, con tranquilo é imparcial criterio.
Por eso me declaro inhábil, hasta estúpido, para escribir sobre este volumen el prólogo literario que, de mi buena voluntad por complacerlo, ha solicitado usted.
Carta A su hermano Enrique) Si la carta del 7 de Febrero ha traído a mi corazón y a mi memoria el recuerdo de un antiguo compromiso:— juzgar á Alberto Navarro Viola como poeta, siquiera sea lacónicamente, ya que el recargo de ocupaciones no me deja tiempo para discurrir largo y menudo, como mi cariño desearía, al ocuparme del merecimiento
literario de un joven a quien traté siempre con paternal cariño.
Ricardo Palma