El hombre intentó mover la cabeza en vano. Echó una mirada de reojo a la empuñadura del machete,
húmeda aún del sudor de su mano.
Horacio Quiroga
¡Personalidá! ¡Eso! ¡Eso! Aunque estrecha y
húmeda, es reacogedora iah! iy qué acogedora es! sobre todo cogedora. (¡Jo, jo, jo, jo!) No te rías, es lo bueno.
Antonio Domínguez Hidalgo
Cuando vio que no salía más sangre, se incorporó con los ojos húmedos y brillantes, rosa como una aurora de mayo, satisfecha, su mano estaba tibia y húmeda, estaba más hermosa que nunca y completamente restablecida.
¿De dónde venía aquel gran viento, aquel soplo desconocido? ¡La temperatura de aquella noche de carnaval era a la vez tan húmeda y blanda!
Su faz ardiente secó la faz de la tierra. Antes de que saliera el sol, cenagosa, húmeda, la superficie de la tierra, antes de que saliera el sol.
Invalidez que llega luego a sumarse con dolores que se soportan con cariño de muerte. Una dulce y tímida llama interna se asomo húmeda por los ojos.
La suerte quiso que mientras el ladrón acercaba cautelosamente la hojarasca
húmeda, cuatro o cinco abejas se posaran en su mano, sin picarlo.
Horacio Quiroga
El niño lo sujetaba con mano cálida, el avaro con mano fría y
húmeda; el viejo le daba mil vueltas, mientras el joven lo dejaba rodar.
Hans Christian Andersen
Falsa leña amortajada de húmeda que nos endilga su actuación de Óscar para arrumbarnos en museos de olvidos donde la vida fantasmal sonríe gozosa de habernos engañado con promesas de canosa eternidad moviendo sus mismas recetas cada día.
Quedó la vision un punto Sobre la ribera húmeda Inmóvil y confundida Entre la sombra y la bruma, Contemplando de las aguas La superficie que arruga, El vientecillo que corre Llevando encontrada ruta.
El viejo, cogiéndose el rostro, retrocedió un paso, su pierna de palo tocó tierra húmeda, resbaló, y dando un alarido se precipitó de espaldas al chiquero.
Tu campo es un tapete, tus bosques son macetas, tus flores, inodoras, tus cefirillos, hielan; de trapo son tus ninfas, tus pastores, horteras, gorriones tus jilgueros; y tu cascada horrenda, del carcomido techo que a tu numen alberga, por más que la levantes es húmeda gotera.