en el poder

El período de Pérez Jiménez en el poder, es recordado históricamente, como un gobierno de arraigo nacionalista, basado en un pragmatismo ideológico que identificaba la esencia de su gobierno, además de enunciar la «Doctrina del Bien Nacional», esto expresado en el «Nuevo Ideal Nacional» que sería el faro filosófico para orientar las acciones de su gobierno.

Durante esta época se sucedieron en el poder Tomás Martínez Guerrero (1858-1867), Fernando Guzmán Solórzano (1867-1871), Vicente Cuadra y Ruy Lugo (1871-1875), Pedro Joaquín Chamorro y Alfaro (1875-1879), Joaquín Zavala Solís (1879-1883), Adán Cárdenas del Castillo (1883-1887), Evaristo Carazo Aranda (1887-1889) y Roberto Sacasa y Sarria (1889-1893).

Aunque la veracidad de estas acusaciones fuesen discutibles, el Ministerio de Justicia Belga lo acusó y posteriormente lo arrestó, algo que lo obligó a huir a Francia donde, al estar un nuevo gobierno republicano en el poder, creyó que estaría seguro.

El flujo de capital ayuda a que los gobiernos ineficientes sigan en el poder, ya que el presidente no tiene que hacer nada pues la ayuda sigue llegando, siempre y cuando pague al ejército.

Éste es un cambio cultural especialmente difícil de conseguir en naciones en las que históricamente los cambios en el poder se han sucedido de forma violenta.

Éste abdica en favor de su hijo Fernando VII de España, pero antes de consolidarse en el poder, Napoleón les hace ir a Bayona con el pretexto de arbitrar sus querellas familiares.

Y, según su historia y su importancia política, son tres los de mayor relevancia y con presencia en el Poder Ejecutivo tanto de la República como de los Estados.

Por razón de su origen y, sobre todo, de su misión que implicaba la adhesión y participación en sus tareas de las mayorías populares, fue un partido hegemónico en el poder hasta fines del siglo XX.

Los despidos eran cada vez más frecuentes y el paro avanzaba, dificultades que alcanzarían también a la pequeña burguesía y a los comerciantes, afectados también por la caída en el poder adquisitivo de la mayor parte de la población.

En diciembre de 1957 se organizó un plebiscito para definir su permanencia para otro período en el poder. Los boletines oficiales le dieron la victoria, aunque era de sobre entendimiento en la población y en la Fuerza Armada que se trató de un fraude orquestado.

En octubre se procedió a la firma del Pacto de Punto Fijo, que disponía de la alternancia en el poder de los partidos Acción Democrática, COPEI y URD, para encauzar la futura vida política del país y excluyendo a los partidos de izquierda.

A pesar de esto, la antipatía generada por sus actos represivos y sus intenciones de perpetuarse en el poder, incrementó el descontento en su contra.