La despoblación de no pocos lugares situados en las tierras del occidente salmantino, tenía su origen, principalmente, en los avatares sufridos por sus habitantes durante las guerras con Portugal, entre los años 1640 y 1668.
El principal problema demográfico de la provincia es el medio rural, ya que mientras que los grandes núcleos de población se mantienen estables o mantienen un crecimiento paulatino, el campo y las zonas rurales están en plena despoblación.
Geografía rural, estudia el mundo rural, las estructuras y los sistemas agrarios, los espacios rurales, las actividades económicas que se llevan a cabo en éstos (agricultura, ganadería, turismo), los tipos de asentamiento y los problemas de estas áreas (despoblación, envejecimiento, problemas económicos, problemas ambientales, etc).
Su historia corre paralela a la de los moriscos, constituyendo un ejemplo de pueblo árabe de montaña en estas tierras, y sufriendo tras la expulsión de estos en el 1609 una despoblación de la que ha ido recuperándose poco a poco, en dura competencia con el despoblamiento que sufren las tierras del interior por la crisis agraria.
Su economía está anclada en su tradición agraria y fue perdiendo población durante casi todo el siglo XIX, pero fue entre 1960 y 1981 cuando perdió más de la mitad de sus habitantes. En la actualidad continúa el proceso de despoblación aunque a ritmo más lento, contando en la actualidad con habitantes.
Prácticamente, todas las poblaciones de la comarca de Argañan, Camaces y Yeltes, así como también diversas áreas aledañas, sufrieron los efectos de las incursiones portuguesas hasta el punto de que éstas se constituyeron en la causa de la despoblación de extensas áreas, que llegaron a perder su identidad como pueblos o aldeas, quedando reducidos a simples alquerías, cuando no deshabitadas por completo.
Aunque la guerra con Portugal no fue la única causa de la referida despoblación en el occidente de la provincia de Salamanca, sí se reveló como la principal.
En cuanto a las repercusiones de tipo económico, cabe apuntar que la roda de Cipérez, a la que pertenecía Villares de Yeltes, fue eximida de tributos, debido a las fuertes cargas que la guerra había originado a sus vecinos. La despoblación de amplias zonas del occidente salmantino, se habían consumado en el siglo XVIII.
Durante las décadas de 1960 y 1980, los grandes núcleos urbanos y las capitales de provincia sufrieron un leve aumento demográfico debido a un exhaustivo proceso de urbanización, aunque, pese a ello, la zona castellano y leonesa continúa sufriendo una grave despoblación.
No creemos que por ese camino se llegue a la despoblación del territorio, pero evidentemente estamos en presencia de un grave mal que por ahora obliga solamente a un número limitado de individuos al cruel abandono de la patria.
Decía, en 1629, el Padre Maestro Fray Benito de Peñalosa y Mondragón, en un curiosísimo libro que dió á la estampa, que el ser España muy católica y muy monárquica, y el tener otras tres excelencias más, causaban su despoblación y su ruina.
Los efectos del contagio se contaban por naciones enteras de indios que cubrían con sus cadáveres el país que había visto sucederse tantas generaciones, dejando a la provincia en tan funesta y horrorosa
despoblación que a ella debe referirse el total exterminio de las razas que han desaparecido de su suelo.
Andrés Bello