Ejemplos ?
No es posible - deben pensar - que el sereno y circunspecto tratadista haya abandonado el escrupuloso uso del vocabulario técnico-jurídico para caer en una confusión tan arbitraria y populachera de términos que tiene cada cual un significado preciso; y todo, ¿para qué?
De improviso me invadió un espasmo tal, que las fuerzas me abandonaron y volví a caer en el candente páramo que interminable se iba extendiendo a mis pies.
Pero cuando el régimen se invierte —y de esperar en el clima de Misiones—, las nubes precipitan en tres meses un metro de agua, de los mil quinientos milímetros que deben caer en el año.
Lo que han hecho ahora es aprovechar de un descuido de sus guardianes, lo que no le resta mérito a su acción. En cambio los buques peruanos fueron echados a pique antes de caer en poder del enemigo y sin que arriaran su bandera.
Por eso, al caer en manos de Azafrán, el astuto, el mapa de su localización, pensó reunir a diversos intrépidos que lo siguieran para que lo ayudaran a rescatar el arca de plata que contenía el ambicionado tesoro.
Si ahora resulta que hemos de permitir todo tipo de destrucción lingüística, según les parece a los libertarios idiomáticos que planifican la clase de español desde su prepotente escritorio, corremos el riesgo de caer en una irresponsabilidad frenética, pues dará igual el “chilapastrudo” idiomatico que el atildado; el estudiante esforzado que cuida su habla o el que por pereza y otras causas muy trilladas, le han importado un bledo los libros.
Las demás brisas soplan caprichosamente sobre el mar; unas dejándose caer en el ponto sombrío, azote terrible para los mortales, se precipitan en funesto vendaval y, unas veces en un lugar, otras en otro, con sus ráfagas destruyen las naves y hacen perecer a los navegantes.
¾ Al oír eso, no sé cómo, pero comencé a volar; miraba hacia atrás y veía a quienes me venían persiguiendo: las brujas, los ogros, los vampiros, los seres de la oscuridad maligna. Imprevistamente me vi descendiendo hasta caer en una playa.
Habiéndose inclinado hacia atrás, hirió cerca del cuello el pecho del águila, obligando a ésta a soltarla a causa de la violencia del dolor, y dejándola caer en medio de los soldados, voló, por el espacio, a placer de los vientos, dando terribles quejidos.» Estos, te diría, y otros semejantes, son los pasajes cuyo examen y juicio pertenecen al adivino.
Preocupado maestro que no quiere caer en las tediosas memorizaciones que suelen enfrentar los alumnos ante el manejo de la gramática, he aquí cómo de manera funcional y embonada en una situación comunicativa suelen resolver problemas expresivos muchos de nuestros estudiantes.
Decís que el sabio no puede ser esclavo, y no negáis que puede ser vendido, y que ha de obedecer a su amo haciendo todos los ministerios serviles; con lo cual, levantando en alto el sobrecejo, venís a caer en lo mismo que los demás, y sólo mudáis los nombres a las cosas.
¡Inútil fue tu precaución, padre mío, de hacerme amamantar por una cabra! ¡Al cabo de los años mil, he venido a caer en manos de estas sayonas que te obligaron a suicidarte!...