Mantenía en el aula un clima de interés, cultura, urbanidad y, fundamentalmente, de respeto mutuo que quedó grabado en quienes tuvimos el privilegio de reunirnos con él tres veces a la semana en el salón del Rodó, al fondo.
Aunque de exterior grave y circunspecto yo vi, en el aula o en su escritorio y biblioteca de su casa en la calle Constituyente quebrarse su tiesura con una sonrisa.
El mejor perfil del maestro es el que descubren los niños y adolescentes que por azar encuentran a ese normalista auténtico que los guía en la construcción de sus personalidades y lo hacen, entre los hechos concretos del aula y de la vida, su ídolo; no obstante los de los videojuegos o de los cómics.
Cuando los maestros, verdaderos investigadores educativos en su aula, atienden al uso cotidiano que sus estudiantes efectúan con sus diversos lenguajes, en las variadas situaciones de su experiencia, en los retos y problemas interpersonales que afrontan, con el manejo eficaz de sus recursos expresivos e ideacionales; manipulando todas las funciones sígnicas para hacerlos conscientes de sus manejos del significado personal y social; ideológico y cultural, aplican una lectura semiótica.
Por eso, la constante presencia de temas sobre la vida, surgidos de los contextos eco sistémico y sociocultural, extiende la acción educadora más allá del aula y de la escuela.
Relatando las conferencias que dio en Inglaterra, dice un biógrafo que «parecía tener el poder de convertir un aposento ordinario, una casa de Londres, un aula académica, una reunión popular, en vehículo de su serenidad india».
Porque eso sí, si en el aula o en la escuela no existen los suficientes materiales para motivar al niño en sus prácticas sociales del lenguaje, no alcanzará los logros adecuados.
Hoy, un enfoque sociocultural y comunicativo, agregado lo funcional en México, acaso por los antecedentes vistos, apenas comienza a ser entendido y el giro creativo y neohumanístico que he propuesto para él en nuestro país desde hace más de treinta años, da un avance mayor a la antigua propuesta de los maestros mexicanos antecedentes, al aterrizarlo en proyectos de construcción de objetos-lenguaje vinculadores e integradores de los saberes que los educandos van reflexivamente elaborando en la interacción cotidiana de un aula laboratorio-taller y seminario a la vez.
Yo no voy a estar más en esta cámara de diputados de la nación pero voy a poder defender en cada
aula universitaria y en cada lugar la validez de esta declaración hecha por el congreso, como juicio histórico y como juicio jurídico, yo no se si todos vamos a poder decir dentro de veinte años que no nos dimos cuenta de lo que estaba pasando.
Elisa Carrió
Y la paz del magister dixit impera en el aula, así se hable de aplicar un enfoque innovador, como ha sido propuesto desde hace más de treinta años, en México, el centrar las clases en los actos comunicativos, en las situaciones reales y concretas de comunicación, en las prácticas sociales del lenguaje, en el mundo de experiencias o significaciones de los educandos.
Recordaba, dentro de tanto cúmulo de cosas que me llega ahora en este momento, en esta Aula Magna de esta Universidad de La Habana –donde, por cierto, me decía un ilustre compatriota de esta universidad que aquí estuvo Andrés Eloy Blanco con sus poemas, con sus sueños–, haber leído en la cárcel, comandante Castro, presidente de Cuba, haber releído en primer lugar, en la cárcel de Yare, aquella encendida defensa, aquella encendida palabra suya, “La historia me absolverá”, y haber leído también en la cárcel Un grano de maíz.
Por tanto, mientras la escuela siga sin enriquecer sus tareas y actividades a partir de esos universos de significaciones latentes en el aula, en el barrio, en la sociedad y los proyecte por medio de las tecnologías de la información y comunicación donde se rescaten, las transacciones conversacionales, la negociación de significados, la interacción simbólica, la creatividad semiótica, lingüística y literaria, tan solo servirá para encadenar a los jóvenes a memorizaciones de datos que no les importan, a hacer copias y leer con rechazo.