—¡Lo siento! No tiene por qué contarme su vida... No me interesa. ¡Hágase
a un lado! ¡El que sigue...! —¡No! —desgarrante— ¡Présteme!
Antonio Domínguez Hidalgo
Cogió un vaso con vino que se encontraba sobre una mesa de cedro, tomó un sobrecillo que se hallaba
a un lado y depositó su contenido en el cristalino recipiente...
Antonio Domínguez Hidalgo
Disculpe las molestias. Desviación. Hágase
a un lado. Y la metrópoli ruge estremecida por arriba y por debajo. Brotan de sus hocicos cavados, vómitos de mezcolanzas humanas; sudorosas, rabiosas, voluptuosas, espantosas.
Antonio Domínguez Hidalgo
Mas dejemos, por Dios, Señor, a un lado hablar de ira y poetizar de muerte; baste por esta vez lo aquí contado del no menos cruel infiel que fuerte; que es tiempo de volver donde he dejado a Grifón en Damasco y a su suerte con la vil Orrigila y, de su mano, aquel que es su galán, y no su hermano.
Si nos topásemos con algún sabio hombre o con algunos ancianos, háganse a un lado, cédanles el paso, deténganse un poco en tanto ellos se van y hagan una reverencia como reconocimiento a su edad.
El de Antioquía, un tonto de remate que Martán el cobarde se apellida, pues va junto a Grifón, da en el dislate de pensar que traen la fuerza compartida; y así entra también en el combate; mas. puesto a un lado.
Dejando a un lado los aspectos generales –muy importantes, por cierto- sobre los orígenes del pensamiento liberal, la historia de la llamada civilización occidental, la economía y la filosofía burguesas, sería indispensable tener en ante nuestra vista lo siguiente: 1.
Dejando a un lado a los representantes de los círculos abiertamente conservadores y a los “realistas”, es posible distinguir tres grandes tendencias políticas que se fueron delineando en el transcurso de la lucha: la liberal moderada, la liberal republicana (en sentido estrecho, bolivariana) y la democrático-radical.
Pero, dejando a un lado las observaciones tan bellamente expuestas del pensador bogotano, y engolfándonos rectamente en lo que ha de ser el tema específico de esta exposición, me pregunto: ¿hay, acaso, paridad o semejanza de intención ante la concepción de la democracia que nos afilia a nosotros y la que impera, sin mayores discrepancias, en los cuarenta y ocho Estados de la Unión americana?
«¡Malditos maderos viejos!», Exclamó don Juan, alzándose; Mas en su plan afirmándose, Dijo: «Un árbol valdrá más.» Mas mirando al techo al irse Por azar, cuál fue su asombro Cuando pegado a un escombro Otro pergamino vio, Que a un lado manifestaba Un cerrado cofrecito...
Don Jorge se retorció los bigotes, según hacía siempre que barruntaba tempestad, y sentóse en el filo de una butaca, mirando
a un lado y otro con aire y desasosiego de reo en capilla.
Pedro Antonio de Alarcón
¿Y no afirmarías mejor que de la existencia de las cosas no sabes más causas que su participación en la esencia propia a cada objeto, y que por consiguiente no sabes más razón para que uno y uno sean dos, que la participación en la dualidad, y de que uno es uno la participación de la mitad? ¿No dejarías a un lado estas adiciones y divisiones, y todas estas bellas respuestas?